Antonio Jurado y los impostores

 

 

 

 

Prólogo

 

            ¿Cuánto costaría el cartucho de Pac-Man? Su colección de videojuegos era, según su mujer, demasiado grande y si preguntaba a sus hijos, muy pequeña. Vio el anuncio del juego en eBay y lo vendían por treinta euros. La consola no la tenía, el cartucho valía muy poco en la tienda de PlayStation... Pero ese cartucho, era el primer videojuego exitoso sin violencia. Otros coleccionistas lo comprarían sin pensarlo, algunos sin duda le dirían que era falso. Funcionaría, sí, pero a ese precio solo podía ser una copia china que debía costar poco menos de cinco euros.

            —Qué estupidez, ni siquiera tengo la Atari 2600.

            Cerró el navegador y se levantó de su escritorio. Esa tarde había puesto el punto

final de su último libro "El vórtice". No le añadió más que correcciones, su respeto por la autora original era tal que quería dejar su obra inmaculada, tal y como fue escrita por ella, puliendo los errores lógicos de la escritura a mano alzada. Al principio pensó que tenía una letra muy bonita y estilizada, pero con el paso de las páginas fue descubriendo que poseía un gran estilo escribiendo y deseó mostrarle el resultado.

            Ángela seguía sin dar señales de vida, año y medio después de desaparecer. No quiso publicarlo, pero sí compartirlo con sus seguidores de internet. Se lo había leído tres veces y se lo sabía de memoria, encontró tanto de ella en ese libro que lo volvía a leer para empaparse de sus pensamientos, sus experiencias. Cada lectura encontraba más apasionante lo que decía, lo contaba como un relato de ficción, quizás para poder escribir las cosas tan horribles que le sucedieron sin que le afectara y así contemplarse a sí misma desde otra perspectiva. También descubrió que a diferencia de lo que él pensaba, ella no estaba enamorada de él. Al menos no tanto como imaginaba. En el libro de "Los grises" escribió que Ángela se salvó en su enfrentamiento contra Génesis por su amor por él. Ahora sabía la verdad, había sido por su hija. Jamás le habló de ella,... En realidad, ignoraba casi todo de esa mujer a pesar de ese libro que acababa de publicar en su web. Ella siempre decía cuánto amaba su padre, a Frank... Pero nunca una palabra sobre ellos.

            Se puso a recordar lo mucho que cambió su vida en su ausencia. Desapareció en junio de 2018 y ya estaban en enero de 2020. Año y medio desde que su mujer se marchó de casa por escuchar una conversación que él nunca protagonizó. Aquel fue día en el que una versión diferente de él mismo, un impostor, irrumpió en su habitación y le dejó inconsciente.

            Al despertar vio que Ángela y ese hombre, igualito que él, dormían en su cama. Supo que si le veían le matarían, él ya había intentado hablar con ese él y le dio tal golpe contra la pared que no podía creer que siguiera vivo. Pero Ángela tenía un poder desmesurado y solo con abrir los ojos le habría fulminado. Se llevó a los niños de la casa en completo silencio, por miedo a que ese otro Antonio pretendiera rematarle, nadie le robaría a su familia. Cogió su coche y se marchó. Había cogido las llaves, la cartera y el teléfono adicional (que aun tenía cuando fue soldado del EICFD) Llamó a Brigitte para contarle lo sucedido pero no cogía el teléfono. Fue uno de los días más angustiosos de su vida.

            Le mandó varios mensajes y no consiguió respuesta. Tuvo que localizarla con el GPS de su móvil. Estaba en la casa de una amiga y necesitó insistir mucho para que aceptara verlo. Ella le gritó cuando aceptó salir, le dijo que si tanto quería a esa Ángela que se fueran juntos y él le suplicó que le escuchara, que había visto a otro Antonio, un impostor, y que este casi le mata. Le contó que le dio por muerto tirado en el cuarto de los niños. Cuando despertó vio que ese otro dormía en su cama con esa mujer.

            Brigitte no le creyó pero al ver su brecha en la cabeza la hizo dudar.

            —Yo nunca os cambiaría a ti y los niños por nada del mundo. Por favor, confía en mí. Te juro por mi vida que digo la verdad.

            Aceptó volver con él a regañadientes.

            Pero no volvió a ser la misma, era como si ya no confiara en él. Volvieron a casa y, por miedo a que siguieran allí los dos, solicitaron protección a una patulla de la guardia civil. Estos les dijeron que como fuera un delito de ocupación nunca podrían echar a los intrusos con ellos allí de testigos, de modo que los agentes esperaron fuera, solo por si había conflicto, para que trataran de echarlos dialogando y sin llegar a la violencia.

            Por suerte no fueron necesarios pues no estaba ninguno de los dos. Si hubiera estado él, sería difícil explicar a esos guardias civiles que era el auténtico Antonio Jurado.

            Fue una historia tan rocambolesca que escribió todo, elucubrando teorías acerca de quién era ese otro Antonio, como viajero del tiempo, convencido de que era la única explicación posible. Una historia que tituló: "Los últimos vigilantes". A pesar de que su mujer quedó más convencida tras leer el relato, nunca lo creyó. Decía que si no quería a Ángela no debió imaginar aquellas escenas tan tórridas de sexo con ella.

            —Mujer, la gente pide descripciones explícitas. Si por mí fuera no las habría incluido.

            —Eso cuéntaselo a quien pueda creerte.

            —Solo es un libro —insistió él—. Ni siquiera escribí las parte más picantes por si alguien se decidía a comprarlo, si prometía incluírlas.

            —¿Y cuántos te lo han pedido?

            —Ninguno.

            —Ahí lo tienes —atajó ella—. Tú sigues deseándola. Se nota en cada una de las páginas que escribes.

            —Es la protagonista de mi segunda serie de novelas. Igual hice con Verónica en la primera. Es parte del alma de mis relatos.     

            —Ya —replicó, casi nada convencida—. ¿Piensas escribir más sobre Ángela?

            —No creo, ni siquiera da señales de vida.

            —¿Ah, no?

            —Lo que he contado en el relato es cierto, desde aquel día no he vuelto a saber de ella.

            —A veces te veo escribir y siento que no te importa nada más. No sé si perteneces más a tus mundos que a mí, la verdad.

            —A veces quiero dejar de hacerlo. Nadie compra nada, escribo por gusto sí, pero también porque siento que si un día no tenemos ingresos, estos libros podrían venderse bien y permitirnos vivir de ellos.

            —Ya trataste de publicar uno y no lograse vender casi nada —contestó ella, más como siquiera consolarle que a modo de regañina—. Esto no es lo tuyo.

            Antonio se enfadó cuando dijo eso.

            —Claro, ¿Qué es lo mío? Buscar fantasmas, jugar videojuegos... Todo lo que hago te parece mal. A veces me pregunto si de verdad quieres seguir casada conmigo o prefieres a alguien con algún talento real.

            —No es eso, es que... Ya sé que pasas casi todo tu tiempo con los niños, pero cuando les gritas porque hacen algo mal o te interrumpen mientras escribes parece que detestas tener que estar con ellos.

            —Eso no es verdad, os quiero con todo mi corazón. No os cambiaría por nada del mundo.

            —¿En serio? —Preguntó ella, melosa.   

            —Pues claro. Te prometo tenerles más paciencia... Pero a veces no tienes idea de cómo se ponen. Si no les grito no reaccionan.

            —Sobre todo cuando tienen sueño —reconoció ella—. Vale, trata de controlarte, ¿ok?

            —Créeme, detesto tener que llegar a eso.

 

            Se podría decir que su vida volvió a la normalidad. Volvieron a la rutina del colegio, ella empezó a trabajar en otra empresa y en la navidad de 2018 hubo una tragedia. El padre de Brigitte fallecía de cáncer (que descubrieron apenas unos días antes). Murió el 25 de diciembre lo que provocó que esa navidad la celebraron por los niños, que siendo tan pequeños tenían una gran ilusión por Santa Claus y los Reyes magos. Los niños ayudaron a decorar todo por primera vez en su vida y Brigitte estaba tan deshecha en dolor que lo único que fue capaz de hacer fue sonreír a Charly y Miguel mientras ellos cantaban villancicos y disfrutaban de las fiestas.

            Antonio sabía cuánto quería a su padre, habían viajado a verlo el mes anterior y el hombre estaba perfectamente, con sus achaques de los ochenta y cinco años normales pero nada preocupantes. Apenas se enteró de que tenía cáncer compró un billete de avión para estar con él en sus pruebas. Pero el vuelo más cercano que encontraron era el 27 de diciembre. Nadie esperaba un desenlace tan abrupto y no poder despedirse de él partió el alma de Brigitte en pedazos.

            Igualmente viajó para hacer compañía a su madre y su hermana y estuvo allí quince días. Antonio se quedó con los niños en aquella terrible navidad de 2018, la más triste de su vida.

            A su regreso no volvió a ser la misma. Si ya antes era fría con él, tras la muerte de su padre parecía pensar en salir de esa casa a todas horas. Empezó a apuntarse a actividades, asociaciones de defensa de animales y cuando volvía a casa, estar con ellos parecía producirle un dolor insoportable. A veces incluso les gritaba muy fuerte a los niños o a él, cuando ella jamás lo había hecho. En cuanto a su comportamiento con él, fue el de una completa desconocida. Con gente que hablaba por la calle era más amable. Él tenía que hacer lo que ella dijera en el momento que decía y como solicitaba o se enojaba y no le dirigía la palabra. Claro, él se hartó, empezó a retarla. La convivencia no estaba siendo, en absoluto, buena.

            Después de unos meses la cosa se fue calmando y volvieron a tolerarse, incluso volver a decir cosas cariñosas entre ellos. Él entendía que la muerte de su padre había sido un mazazo que nunca olvidaría y comprendió que estuviera así. Pero ella respondió, tremendamente enojada y con lágrimas en los ojos, que él no podría entenderla porque para eso tendría que querer a su propio padre.

            Los dardos envenados cesaron el día que ella, sin motivo aparente, se puso especialmente cariñosa y seductora con él. Tuvieron relaciones como hacía tiempo que no tenían y cuando terminaron, ella dijo que tenía que pedirle algo muy importante. No era la primera vez que le salía con esas peticiones, pero esta vez estaba muy seria. Otras veces le rogó de la misma guisa que dejara entrar en casa un gato callejero hasta que le buscara un hogar. Pues en aquella nueva ocasión no era un gato. Se trataba de un amigo suyo, de Venezuela, que venía a España con su hijo y quería que se quedara en casa con ellos. Cuando le dijo su nombre, Michael, recordó cuántas veces la había escuchado hablar de él. Hacía unos veinte años ella salió de Perú para encontrarse en Alemania con ese hombre, dejó amigos, familia y estudios por comenzar una vida a su lado y le conoció por un chat.

            Antonio también había conocido a Brigitte de la misma manera. Michael la dejó tirada y no se fue con ella, se casó en Venezuela y tuvo a un hijo. Brigitte rehizo su vida, viajó a Estados Unidos y poco después le conoció a él en un chat de modo que finalmente sí terminó casándose con un amigo del chat, pero no el original.

            Michael, durante esos diez años se divorció. Ahora el "chiquillo" tenía dieciocho y se llamaba David. Ambos tenían doble nacionalidad: Venezolana y española. Por motivos que ella no conocía o no le quiso contar, padre e hijo iban a viajar a España y no tenían dónde quedarse. Brigitte les ofreció la habitación libre del piso de abajo por el tiempo que necesitaran.

            Antonio se negó en redondo, le dijo que si venían él se iría de casa. Ella no hizo ni caso y siguió adelante alegando que no podía dejarlos tirados, pues ya estaban viajando y que ya entraría en razón. Él aseguró que no iba a cambiar de opinión y que aquello iba a terminar mal, pero Brigitte insistía que solo eran un par de meses, en cuanto encontraran trabajo se marcharían y no tenía que preocuparse. Incluso le dijo que le encantaba que se pusiera celoso pero que ya vería cómo no había de qué estarlo. Que solo eran viejos amigos y nada más.

            Aquello fue ese mismo mes, y ya llevaban una semana viviendo con ellos. Era un hombre simpático, tenía tres años más que él, cincuenta. También estaba más gordo, por lo que pensó que al menos no era un "adonis" en cuanto a físico (aunque debía admitirlo, su vida familiar tampoco le favoreció a él que no se cuidaba nada), y no podía negar que se ganaban el techo pues ayudaban mucho en casa, recogían la cocina entre los dos, sacaban a los perros por la noche, casi siempre cocinaban, jamás pisaban la planta de arriba... Y hasta intentaron ayudar a Charly con los deberes, pero Antonio se opuso silenciosamente no dejándoles la oportunidad de hacerlo, adelantándose y poniéndose todos los días a hacer sus tareas. No solo ayudaban en casa sino que lograron con su mera presencia que él se uniera aún más a sus hijos por miedo a que quisieran robarle su lugar en la casa.

            La mera idea de que sus niños les cogieran más cariño a ellos que a él le puso enfermo de celos y por ello no dejó que se les acercaran salvo para cosas puntuales. Ya lo habían conseguido con los perros, que por ayudar, los sacaban todas las noches y ahora Duna y Rulo les hacían más caso a los inquilinos.

            Aquella tarde anterior fueron a un centro comercial, en dos coches. David, el chico, fue solo con Brigitte y Michael con él Charly y Miguel ya que no cabían los seis en un coche. Estuvieron hablando calmadamente sobre el pasado. Por lo visto después del divorcio, el venezolano había iniciado una nueva relación con alguien. Su novia también tenía hijos y algún día quería traérsela a España.

            Antonio le preguntó por qué no vino y Michael dudó y respondió, enigmáticamente: "Ya, es difícil. El marido es el problema".

            Se llevaban bien, y si tenía pareja quedaba claro que sus celos eran infundados. Pero ¿no se referiría a que Brigitte era su novia y que él era el problema? Aunque si de verdad tenía pareja en las américas, acusarle de tal cosa sería tremendamente embarazoso. ¿No tendría más sentido que ella le hubiera dejado para estar con Michael? ¿Por qué montar todo ese lío? ¿Y por qué no? Él aportaba dinero a la casa (era el dueño). Quizás ella sola no se veía capaz de mantener a esos dos. Las dudas le estaban devorando las entrañas como una piraña.

            Aquella noche había decidido comentarle a Brigitte si sabía que Michael tenía pareja y al hacerlo estudiaría su expresión. Si era ella, se mostraría sorprendida ya que evidentemente no había nadie más. Si le contaba que era cierto y le daba más detalles, sus temores se terminarían.

            Para relajar los nervios pensó en comprar un videojuego para su colección y tras pensar que no quería el Pac-man, decidió terminar la revisión completa del libro "El vórtice". Aunque después se dio cuenta de que era mucho más interesante contar su propia vida. Además, escribir como hacía Ángela, en tercera persona le servía de bálsamo. De alguna manera, le ayudaba a que "sus películas" fueran menos creibles y más fantasía.

            Dudó unos segundos mirando al techo. Miró el reloj, eran las once, los niños estaban dormidos desde las nueve y media. Se había puesto a escribir con idea de olvidarse del tema, pero estaba mucho más nervioso que antes y sabía que solo existía una manera de quitarse las dudas. Ir a preguntarle directamente a ella en su habitación... Pero si sus temores eran ciertos, Michael podría haber subido, podía encontrarles juntos y si eso pasaba... Su matrimonio explotaría... Y él cometería cualquier estupidez.

            Suspiró, buscando consejo divino. O de Génesis.

            —Por favor, si alguna vez me has querido ayudar, no hay un momento más importante que éste. Necesito que me hables, indícame cómo debo actuar. Siento que voy a cometer una estupidez terrible.

            Se mantuvo en silencio, respirando, escuchando en su corazón. Sus manos temblaban. Debía ir ya o podría encontrarla dormida... O con él. No estaba seguro de cómo se tomaría lo segundo y la sangre le hervía como un volcán a punto de entrar en erupción.

            Al no recibir respuesta se levantó de su cama y fue hacia su puerta.

            «Pero hombre ¿qué estás haciendo? quédate donde estás». En su corazón sonó con absoluta claridad la voz de Génesis.

            —Eres tú. ¡Gracias a Dios! No tienes ni idea de cuánto te he necesitado.

            «He estado intentando hablarte, pero estás demasiado nervioso. Te pedí que terminaras "El Vórtice" para que te calmaras y pensaras en otra cosa. No piensas con claridad, tus celos han construido un castillo en el aire sin ningún fundamento.»

            —Si ella me dice que...

            «No vas a ir a hablarle del tema hoy. Ni ahora, ni mañana. Olvida ese interrogatorio, no funcionaría, estarías demasiado obcecado y no te creerías ninguna de las cosas que te diga. Si abres esa puerta y vas a verla ten por seguro que terminará muy mal.»

            —¿Pero entonces qué hago? —Preguntó entre lágrimas—. Dímelo tú, ¿Quiere dejarme por él? Dime la verdad, tú lo sabes todo.

            «La sé perfectamente y lo único que te interesa es que puedes estar seguro de que tu matrimonio depende solamente de ti. ¿Qué es lo que quieres?»

            —Quiero que volvamos a ser una familia unida. No que se vaya con ese hombre, no puedo vivir sin ellos, lo son todo para mí. Necesito que ella vuelva a ser la misma que antes de... Todos los engaños, errores, la muerte de su padre... Todo eso nos ha ido matando. Necesito que me ayudes a que vuelva a confiar en mí.

            «¿Recuerdas aquella película vuestra? ¿La que visteis los primeros años de matrimonio en la que Kirk Cameron trata de reconquistar a su mujer?»

            —"Fireproof" —musitó.

            «En ella estaban mucho peor, no es que él dudara si le estaba engañando, es que ya tenía su pretendiente con el que comía a diario. El bombero se pasaba los días gritando a su mujer. Y ¿qué hizo? Aceptar lo inevitable, el divorcio. Entonces habló con su padre y éste le dijo que no debía seguir ese camino. Le preguntó hasta qué punto deseaba salvar su matrimonio y él respondió que lo haría todo. Su padre le recomendó un libro, uno con 40 consejos. Si los seguía puede que no consiguiera nada, pero... En su corazón no tendría dudas de haber hecho todo lo posible por salvar su matrimonio. Haz tú lo mismo.»

            Antonio cogió el móvil y buscó por internet. Suspiró, muchísimo más tranquilo.

            —Gracias, ahora que tú me estás ayudando y te escucho sé que no meteré la pata si te hago caso. ¡Qué solo me he sentido!

            «Nunca estuve lejos. Tú cerraste tus oidos

            Buscando por internet encontró una página donde decía lo mismo que la película.

 

 

Salva tu matrimonio en 40 días: Matrimonios a prueba de fuego

 

 

            Y a continuación estaban allí, los 40 desafíos diarios.

            «Léete solo el primero. Mañana ponle todo tu corazón a hacerlo realidad. Puede que sea sencillo pero no olvides que eso mismo vas a tener que repetirlo cada día, junto al resto de desafíos diarios.»

            —Lo haré. Voy a salvar este matrimonio. No ya de estos visitantes, sino de todos los baches que veníamos atravesando de mucho antes. He sufrido demasiado por esta familia y no quiero perderla.

            Cogió el primer texto y se lo apuntó en las notas del móvil para pensar:

 

 

 

Día 1: Durante este día demuestra paciencia y no le digas nada negativo a tu conyugue. Es mejor contenerte que expresar algo que lamentarás.

 

 

 

Junio de 2020

 

            Con estos consejos, siguiéndolos minuciosamente, la vida de casados se revitalizó. Aunque el trabajo de ella y tener allí a esos hombres, mantuvieron un muro que aún les distanciaba mucho. Ni siguiendo hasta el día 40 del manual "Matrimonios a prueba de fuego", logró un acercamiento mayor. Más bien al contrario, ella se acostumbró a sus constantes intentos de arreglar las cosas y comenzó ignorarlo. Se pasaba tanto tiempo con ellos que Antonio tenía la convicción de que cualquier día le pediría el divorcio.

            En la película, Kirk Cameron necesitó ochenta días. Pero tuvieron una reconciliación completa. Antonio, en cambio, no tuvo tanta paciencia y dejó de seguir los consejos al terminar los días porque creyó que no servían para nada. Cada día estaba más convencido de que ella llevaba años planeando esa situación y era cuestión de tiempo que le pusiera fin a todo.

 

 

Comentarios: 10
  • #10

    Tony (martes, 06 octubre 2020 06:57)

    Bienvenido e nuevo Herman.
    Encantados de tenerte por aquí.

  • #9

    Hernan aponte (martes, 06 octubre 2020 03:58)

    Saludos mi estimado Antonio, por aquí Hernan Aponte nuevamente después de mucho tiempo, saludos.

  • #8

    Chemo (martes, 25 agosto 2020 14:54)

    Gracias, Yenny. Afortunadamente han dejado las clases con pocos alumnos y tengo varias clases en línea.
    Espero que tú también te mantengas saludable.

  • #7

    Yenny (domingo, 23 agosto 2020 04:01)

    Cuídate mucho Chemo, que todo vaya bien en la uni.

  • #6

    Chemo (sábado, 22 agosto 2020 22:32)

    Concuerdo con Yenny. Antonio debería divorciarse. No vale la pena un matrimonio así.
    No hay más por decir. Espero la continuación.
    Por cierto, esta semana regresé a la uni. Espero no contagiarme.

  • #5

    Yenny (sábado, 22 agosto 2020 03:47)

    Me sentí vieja, tengo el atari XD.
    Me dan ganas de decirle a Antonio que mejor se divorcie, la verdad no sé si un matrimonio es tan complicado y con tantos problemas pero pienso que no debería serlo.
    A esperar la próxima parte para ver de que va a tratar la historia.
    Saludos a todos, espero que se encuentren bien.

  • #4

    Alfonso (viernes, 21 agosto 2020 15:24)

    Sería interesante que Brigitte engañara a su marido con Michael, para ver cómo se desarrolla la trama.
    Espero la continuación.

  • #3

    Tony (jueves, 20 agosto 2020 16:32)

    El prólogo ha terminado. En la próxima parte empieza la historia de verdad.

  • #2

    Jaime (jueves, 20 agosto 2020 15:48)

    Tengo una duda: ¿Ángela o su hija aparecerán en esta historia?
    Ojalá no se trate toda esta historia sobre Michael.

  • #1

    Tony (jueves, 20 agosto 2020 01:44)

    Al fin he podido publicar. Disculpad, parece que vuelven a pedir el Captcha que logré que quitaran anteriormente, pero al menos estos nuevos funcionan bien y no son tan insufribles. Lo digo porque quiero que sigáis comentando. No me vale la excusa.