Antonio jurado y los impostores

14ª parte

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            —Vamos, que tengo que ir al baño.

            —¡Genial! —Celebró el otro—. Si quieres te acompaño.

            —No soy una cría.

            —Por eso te digo —replicó Dani, picarón.

            —¿Qué necesito decir para que te enteres de que no eres la persona que busco?

            —¿Y yo te he dicho que quiera casarme acaso? Solo un ratito, lo pasaremos bien. No pienso enamorarme.

            —Ese es el punto. Yo sí me enamoro fácilmente y termino esperando... Lo mismo de la otra persona. Tú pasarías un buen rato, yo podría estar una o dos semanas deprimida por tu culpa. Para mí el sexo no es como lo sienten los hombres o los perros, nosotras nos abrimos más... En sentido figurativo. Al menos yo.

            —Gracias por lo que me toca. Así que piensas eso de mí.

            —¿Es que no es verdad?

            —¿No te gustan los perros? A mí me encantan. Puede que sea porque piensan como yo —levantó una ceja con gesto irónico.

            Cruzaron la calle y entraron a una cafetería de dos plantas. Pidieron un café cada uno y él pagó la cuenta cómo anunció. Se pusieron cerca de una ventana por si Luis aparecía pronto, pudieran verlo aparecer. Ella se excusó y se fue al baño. Él se quedó cuidando los cafés y los donuts, que insistió en pedir pata ambos.

            Al regresar él la miraba de forma distinta.

            —¿Qué? —Preguntó.

            —Las demás chicas con las que me he acostado eran unas perras —bromeó—. Créeme, yo no soy tan duro como crees. Me he enamorado más de una vez. Sabes, esas chicas de mi teléfono no son más que rollos de una noche. Salgo cada fin de semana, quiero aumentar la colección de la "chorbagenda" y me he acostado con algunas que ni me gustaban solo para incrementar el número de contactos.

            Eso no le dejaba en buen lugar. De hecho no estaba orgulloso de ello, más bien lo confesaba cómo un error.

            —¿Y yo? ¿Soy un número más o es que de verdad te gusto? —Preguntó.

            —Las dos cosas —sonrió como un niño travieso.

            Al quitarse la mascarilla para tomar café le vio mucho más atractivo. Su barba incipiente de varios días le daba ese aire de niño malo que le encantaba y empezó a sentir nerviosismo. Pero siempre era la misma historia. No parecían granujas, lo eran. Por eso hablaba con él medio furiosa, por ella que no aprendía.

            No podía decir que tenía una lista de teléfonos de chicos porque los borraba cuando le decepcionaban, que ocurría siempre. Si no los eliminara, probablemente tendría más de veinte números.

            —Es difícil encontrar a alguien que mueva esto por dentro —continuó él poniendo su mano en el pecho—. Normalmente nadie me cuenta su vida, sus sentimientos, sus planes reales. Sé que tú me los has contado sin más, con sinceridad sin querer enrollarte. Ahora que te conozco tanto, no podría hacerte daño.

            —Eso se lo dirás a todas —replicó, molesta.

            —Nunca... Siendo cierto.

            —¿A sí? Cuéntame tu vida. ¿De dónde eres?

            —De aquí, de Madrid. Mi familia es italiana, pero llevan cuarenta años en España. Luis es mi tío abuelo. Me dio este trabajo porque no hay donde agarrarse, con el Coronavirus es dificilísimo encontrar curro. Aunque siempre lo ha sido.

            —¿A qué te dedicabas antes de acabar con tu tío?

            —Asesor privado.

            —¿Eso qué es? —Preguntó Lara.

            —Procuró que mis clientes no metan la pata. Verlo por su seguridad.

            —¿Y vives con tus padres?

            —No, bueno sí pero, es eventual. El paro no me permite pagar un alquiler y he tenido que volver con ellos.

            —¿Nunca te has casado? ¿No has vivido con ninguna chica?

            —¿Yo?, verás, hasta hace dos años era gay.

            —¿Qué? —Lara soltó una risa de incredulidad.

            —En serio, detestaba a las chicas, desde los veinte años. Me atosigaban. Era terrible, llegué a montar tríos porque no les importaba compartirme. Tú crees que ser guapo es bueno, pero puede llegar a ser terrible. Después me di cuenta de que no me importaba incluir a mis amigos en las orgías, y una cosa llevó a la otra y dejé de acostarme con mujeres por un tiempo. Pero era porqué sólo quería sexo y una vez me enamoré y ella me trató cómo un ser sin alma. Hubo unos males entendidos y tras una larga historia... Salí escaldado.

            —¿Cómo puede alguien ser gay y dejar de serlo? —Protestó.

            —En realidad es una cuestión de apertura de miras. Uno se cree heterosexual porque ve a una chica desnuda y se empalma. Puede que un chico no te excite, pero cuando vives experiencias como yo, que he compartido una chica con un amigo, que si un hombre te toca sabe cómo excitarte... Es otra cosa, no me excita un pene pero sí alguien que...

            —No me cuentes detalles, por favor —Cortó Lara.

            —Y lo mismo pasaría contigo, una mujer te haría descubrir placeres prohibidos. ¿Te has planteado tener sexo con una chica?

            —La orientación sexual no es solamente "sexo" —replicó, con seguridad—. Si fuera así, la gente podría casarse con una oveja, con un perro, una muñeca o un consolador.

            —No me digas que te va de eso...

            —Veo que por el tamaño de tu cerebro jamás entenderías lo que acabo de decir. Cambiemos de tema, por favor.

            —¿No te lo has planteado? —Insistió—. ¿Me vas a decir que nunca has querido más a una chica que a un chico? ¿Que no has fantaseado con alguna mujer que conocieras?

            —Detesto esa comidilla mental que os traéis. Las familias son para procrear, si tu intención no es tener hijos, sigue haciendo lo que te dé la gana y no te cases nunca. Yo sigo pensando que quiero una familia, mis hijos, mi marido... ¡Llámame antigua!

            —Ahora según la nueva ley todos pueden adoptar, casarse, cambiarse de sexo a placer... Las familias han evolucionado.

            Lara resopló, harta del tema.

            —Yo quiero que mi hijo sea mío y que tenga sus cuatro abuelos. Además que sean legítimos, genéticamente hablando. ¿Puede hacer eso una pareja gay? Puede que las mujeres sí, pero los hombres...

            —Hay parejas que no pueden tener hijos propios y alquilan vientres para lograrlo. En cualquier caso no creo que consideren menos legítimos a los adoptados.

            —Mira, Dani, nunca nos pondremos de acuerdo. Respeto a los que piensan otra cosa, pero no si me quieren adoctrinar. Las opiniones son como los culos, aunque apesten, todos tenemos uno.

            El contertulio se terminó su donut y bebió un sorbo de café. Se limpió la boca con la servilleta y miró por la ventana.

            —No me has preguntado por qué dejé de ser gay.

            —Sí que lo he hecho, pero me has soltado un rollo y has evadido la pregunta —replicó, con aburrimiento.

            —Tuve un sueño —respondió—. Estaba casado, tenía una niña y mi mujer era chica. Cuando desperté sentí que me habías equivocado de camino y me di cuenta de que realmente no era gay.

            —¿Tú casado? —Preguntó.

            —No busco rollos de una noche, quiero una pareja seria. Pero las chicas con las que suelo toparme buscan una noche loca, nada más.

            —Eso pasa porque buscas en discotecas. ¿Qué esperas?

            —Esa chica con la que soñé… Se parecía a ti —añadió, visiblemente avergonzado.

            —¿Después de decir eso se abren de piernas? —Se burló Lara—¿O necesitas invitarlas a un cubata?

            —Para empezar no suelo contar a nadie que he sido gay. No se lo he contado ni a Elisa, mi mejor amiga y prima.

            Lara no supo qué responder a eso. Se tragó su café de un largo trago, antes de que se le enfriase. Dani la miró asombrado.

            —¿Cómo has hecho eso?

            —¿El qué?

            —Esto no hay quien lo beba, está hirviendo.

            —Me gusta calentito.

            —No hay ninguna prisa, mi tío no suele ser puntual.

            —Hoy no, seguro —miró su reloj y suspiró. Aún faltaban diez minutos para cumplir la hora desde que quedaron.

            —No quieres hablar de parejas, no toleras que te cuenten ideas que choquen con las tuyas. Amenazas de muerte a los chicos que se te acercan ¿y quieres tener una familia?

            —¡Déjame en paz! Estoy de servicio, no necesito que me psicoanalices.

            —Eso tiene fácil solución. Quedemos esta noche. Estás libre, ¿no?

            Lara resopló hacia arriba para apartar pelo de su cara y poder mirarle  a los ojos.

            —Eres muy pesado —iba a decirle que no, que ella no iba a caer en su hechizo seductor, pero lo cierto es que lo único que le disgustaba de él era su cercanía con su tío. Era del entorno de su trabajo y daba igual la hora, si se enamoraba... sería una debilidad, una trampa, un error.

            —Ahí llega tu tío. Vamos acaba eso.

            Era mentira pero por alguna razón, que sólo sus hormonas conocían, era incapaz de negarse y esa fue su forma de zanjar el asunto.

 

 

            Cuando salieron de la cafetería vieron llegar con paso cansado a un envejecido Luis Escobedo, que parecía tener cerca de ochenta años en lugar de setenta.

            —¿Cómo estáis chicos? Cuanto tiempo sin verte Lara, ¿cómo va todo?

            —Esto no es una visita social. Tengo preguntas que hacerte.

            —Si quieres la receta de nuestra tortilla, vas lista. Se la guarda Elisa cómo oro en paño.

            —No, sólo me interesa saber lo que sabes tú de la yakuza japonesa.

            Luis se la quedó mirando sonriente. Miró a Dani, y después de un largo suspiro la volvió a mirar a ella.

            —Pásate por el bar, Elisa te dará encantada la receta. No tenemos nada más que hablar.

            —No me hagas detenerte —amenazó.

            —¿Por qué? No tengo negocios turbios, me limito a asesorar a mis amigos.

            —Te detendré para que tus socios...

            —¿Acaso no he pagado ya con la justicia? —Cortó Luis con tono suplicante—. Si he accedido a estar aquí es porque no me reconocerán con esta ropa y mascarilla, he dejado el teléfono móvil en casa. Mis manos están limpias Lara, sólo temo a la muerte como buen cristiano que soy.

            —Empecemos de nuevo —replicó la inspectora, más tranquila—. No quiero nombres, ni hechos, solo que me respondas sí o no a las preguntas que voy a hacerte.

            —De acuerdo —aceptó con un suspiro.

            —No sé si estás al tanto del secuestro múltiple perpetrado en Japón y que nadie sabe quién es el responsable. Los testigos no saben nada. Solo dime si la yakuza está detrás de eso.

            —Mira, no soy la persona indicada para responder a tu pregunta. Te repito que yo no me meto en asuntos turbios. Mi trabajo consiste en presentar a las personas que se buscan para hacer negocios, simplemente asesoro. Juan es panadero, Pepe necesita pan, yo les presento.

            —¿Entonces sabes quién puede responderme?

            —Sí, pero si te lo digo te estaré sentenciando a muerte. Esa gente es peligrosa.

            —Estoy más que acostumbrada a lidiar con amenazas —respondió.

            —No, preciosa, estos no se andan con juegos. Y que conste que no sé nada de sus actividades delictivas, hablo de rumores.

            —Escupe ya un maldito nombre.

            —No es una persona, es una empresa tapadera. Si vas, no se te ocurra decirles que yo te di ese nombre.

            —¿De qué hablas?

            —Pfizer.

            Lara soltó una risotada nerviosa.

            —¿La empresa farmacéutica que va a traer la vacuna del coronavirus?

            —Bueno, es uno de sus últimos negocios. Pero allí no vas a encontrar a nadie que responda a tus preguntas.

            —¿Cómo? ¿A qué te refieres?

            —Solo sé que llevan millones invertidos en diversas armas biológicas y hace dos años los laboratorios más secretos de Pfizer, financiados por diversos países, descubrieron un virus capaz de meterse en el código genético de cada persona y... Matar a las que consideran objetivos. Las que no, simplemente se transforman en...

            —¿Impostores?

            —Iba a decir en recipientes. Una vez distribuido ese código genético una nueva cepa se contagia de forma silenciosa por todo el mundo hasta llegar al objetivo. Quieren matar a un señor de ojos azules con sesenta años, sueltan la variante y en unos meses las personas que cumplen esas características caen como chinches.

            —Mierda, eso acojona. ¿Lo han logrado?

            —No tengo tantos contactos, Lara. Solo te cuento rumores.

            —¿Y qué tienen que ver los yakuza con eso?

            —Han financiado esas investigaciones y comprado acciones de varias empresas. No sé mucho más. Ignoro si pertenecen a la junta directiva o simplemente invierten desde las sombras.

            —¿Crees que ellos han desarrollado el virus de la pandemia actual? ¿Intentan distribuir ese código genético con su vacuna para contagiar al mundo entero?

            —No creo que tengan tanto poder —negó Luis—. No han llegado tan lejos, pagan a un bróker, pongamos... diez millones, éste compra nueve millones en acciones, se queda con uno, y cuando suben, cobran veinte en dinero blanqueado. Como te he dicho, es todo lo que sé. No es ilegal, no me meto en los trapos sucios de nadie ni en cómo consiguen su financiación.

            —¿No tienen nada que ver con el coronavirus?

            —No lo sé. Pfizer tiene ese virus asesino, sé que los yakuza han invertido en ellos, ahora tú crees que la vacuna de esa compañía es un intento de contagiar a todo el mundo, pero unir las piezas del puzle requiere mucho más que el cerebro de un viejo como yo.

            —¿En serio? Tú dices que conoces a los que tienen las respuestas y los presentas a los que formulan las preguntas. Pues dime quién puede darme la verdad.

            —Ni siquiera sé si lo que te he dicho es así. Son rumores que he escuchado, algunos antiguos clientes me cuentan cosas. Vamos, todo el mundo lo hace. Lo llaman "arreglar el mundo". Cada uno cuenta su propia teoría conspiratoria. Todavía se puede hablar, pero si este gobierno sigue sacando leyes pronto no podremos hacer ni eso.

            —¿Quién es el que te ha contado esto? Seguramente me pueda contar más cosas sobre los yakuza. No sabría ni por dónde empezar a investigar, te prometo que te dejaré en paz si me lo dices.

            Luis negó con la cabeza y suspiró profundamente.

            —Está jubilado aunque no ha dejado de trabajar. Conoce las telarañas que mueven el mundo. Ve las noticias y encuentra las mentiras de todas ellas, o eso dice.

            —¿Aún sigue en activo?

            —Trabaja de profesor, ya no es espía, que yo sepa. De hecho nunca lo fue, según él, aunque no me quedó claro de dónde sacaba tanta información. Desde luego conoce el mundillo, pregúntale.

            —¿Puede saber quién tiene que ver con los secuestrados? —Preguntó Lara con aburrimiento.

            —Mucho más que yo seguro.

            —Ya me parecía que mi tío supiera algo de mafias —Protestó Dani—. Si no sale de casa o del bar.

            —Estoy hablando con tu tío —le regañó Lara—. ¿Quién ese amigo tuyo que te ha contado lo de Pfizer? ¿Cómo puedo encontrarlo?

            —Se llama Paco. Dice que conoce a Felipe González en persona.

            —Pero están retirado hace años —replicó ella, riéndose.

            —Y también es amigo de Alfonso —añadió Luis.

            —¿Uriarte? ¿No estaba muerto?

            —Estaba de parranda —bromeó Dani, soltando una carcajada. Lara se rió,  contagiada por la simpatía del chico. Le caía bien aunque no se tomaba nada de eso en serio.

            —Ese no, mujer, Alfonso Guerra.

            —¿Y? —Tiró de la lengua la chica.

            —¡Pues que jugaban a la ajedrez juntos! —Respondió Luis, visiblemente enojado, como si ella debiera deducir cosas—. Él se ha enterado de todos sus trapos sucios. Habla con él, el viejo vicepresidente pertenecía a la Organización.

            —¿Dónde puedo encontrarle? —Se interesó Lara.

            —En el hogar del jubilado, está metido en un taller literario. Es profesor así que búscalo cuando termine una de sus clases.

            —¿Puedes darme más detalles?

            —No sé la dirección, voy caminando, está a veinte minutos desde mi casa. El centro se llama Ballesol Olavide, búscalo por internet.

            —Pero, a ver, centrémonos. ¿Ese hombre sabe algo de Pfizer y los yakuza?

            —Yo que sé, pero seguro que puede indicarte quién tiene las respuestas que buscas.

            —¡Agg! Luis, no puedo distraerme. Necesito saber si los yakuza secuestraron a toda esa gente.

            —Te lo repito, yo nunca he conocido a ningún miembro de la mafia japonesa —replicó Luis.

            —¡Está  bien, así que se llama Paco! —Se desesperó Lara—. No quiero perder el tiempo, iré a verlo entonces.

            —No grites mujer. Ojalá pudiera decirte algo más concreto.

            —Gracias Luis, perdona mis nervios. Me está presionando mi jefe para que le lleve algún indicio...

            —No hay de qué. Por cierto, ¿me puedes llevar a casa? Estoy fatal de la espalda y me duelen los pies. Además se me han enfriado las manos y las orejas, presiento que me voy a enfermar.

            —Está bien, ¿os llevo al bar?

            —Sí, por favor.

            —Por cierto, si vas a ver a Paco,...

            —Ya sé, no le puedo decir que eres tú el que me ha hablado de él.

            —Bueno, eso por supuesto, te quería avisar de otra cosa, mujer.

            Se pusieron a caminar hacia el parking mientras hablaban.

            —¿Me vas a decir su nombre completo? —Intentó adivinar ella.

            —No, no será necesario, todos le conocen allí. Verás, me resulta incómodo decirte esto porque da vergüenza ajena...

            —¿Qué? —Se exasperó Lara.

            —Deberías... Ir menos abrigada. Si tienes ropa ajustada, mejor. Yo no entiendo de moda pero intenta parecer atractiva.

            —Vaya, juraría que ya lo era.

            —No digo que no lo seas, solo que no tengas miedo de mostrar curvas.

            —Qué cerdo eres —exclamó, furiosa.

            —No soy yo, es él. Verás, ha estado soltero toda su vida y no puede controlar los ojos. Hay poca juventud en el centro de mayores, ¿entiendes? Cada vez que va una chica joven medianamente provocativa se le cae la baba. Puedes hablar con él lo que quieras porque no se entera de nada. Las mujeres provocativas le hacen bajar la guardia.

            —Necesito que hable, no que se quede catatónico —protestó Lara.

            —No habla con cualquiera de esos temas. A mí porque me conoce, pero como vayas en plan poli con mala uva, no te va a contar nada.

            —Eres un cerdo machista, no soy un trozo de carne.

            —No lo veas como machismo, son las hormonas. Está senil.

            —Ahora lo llaman así, pero no es más que un pervertido —completó Lara.

 

Continuará

 

Comentarios: 6
  • #6

    Vanessa (domingo, 03 enero 2021 19:06)

    Con la habilidad que tiene Lara de reiniciar cada que muere, no le caería mal echar unos polvos con Dani para reiniciar cuando le plazca. Jiji
    Espero la continuación.

  • #5

    Chemo (sábado, 02 enero 2021 21:07)

    Estos chicos solamente pensando en sexo. Jeje
    Pues en mi experiencia, los ancianos son más pervertidos que los jóvenes. Habrá que ver cómo se divierte el anciano con Lara.

  • #4

    Jaime (viernes, 01 enero 2021 20:39)

    ¡Feliz año a todos! Espero que este nuevo año sea mejor en todos los aspectos y nos dé crecimiento personal y salud.
    Espero la siguiente parte con ansias. Sin duda Lara tendrá que liberar su lado sexual para conseguir información del viejo. Habrá que ver cómo lo hace.

  • #3

    Alfonso (viernes, 01 enero 2021 13:25)

    Feliz Año 2021, Tony. Ojalá en este año puedas crecer como escritor, escribir más historias y se termine esta pandemia mundial tan nefasta.
    Feliz salida y entrada de año, con doble sentido, jeje.
    Pues yo me esperaba que Lara y Dani terminaran liándose pero no hay que perder las esperanzas. Es probable que Paco quiera armar un trío con Dani y Lara a cambio de información. Jeje

  • #2

    Alfonso (viernes, 01 enero 2021 05:11)

    Feliz Año, Tony.
    Ojalá que en este 2021 haya muchas más historias como esta y tengas más éxito como escritor.
    Y feliz entrada y salida del año. Jajaja
    Esperaba que pasara algo entre Lara y Dani en esta parte, pero no me sorprendería que Paco quisiera hacer un trío con Dani y Lara para abrir la boca en la siguiente parte. Jeje

  • #1

    Tony (jueves, 31 diciembre 2020 22:11)

    Feliz salida y entrada de año, con todas las implicaciones positivas y negativas que pueda tener la frase.
    Espero que el 2021 de verdad termine siendo el año en el que el mundo venció a la pandemia más terrible que se recuerda (las anteriores fueron hace más de cien años).