Los últimos vigilantes

21ª parte

         —Vas a querer recordar este día —escuchó Antonio en la cama.

         Se incorporó y se preguntó si habría soñado esa voz o era real.

         Se encontraba en su dormitorio, la luz de la pantalla y las consolas brillaban débilmente en el escritorio que había frente a él.

         Notó que su calzoncillo estaba mojado y pensó que debió tener un sueño erótico que era incapaz de recordar.

         Escuchó una puerta en el pasillo y poco después se abrió la suya.

         Eran Charly y Miguel, caminaron en fila y se subieron a su cama dejándose caer y volviendo a dormirse uno a cada lado. Eran las seis de la mañana y Antonio tuvo que hacer un esfuerzo para saber qué día era. ¿Jueves?

         Miró el teléfono, era viernes. Le vino a la memoria que había viajado en el tiempo con el desesperado propósito de salvar a Charly el día de su quinto cumpleaños, ayer, y que tenía guardado el traje de los pleyadianos en el armario. Se cambio de muda y lo sacó examinándolo, recreándose en su tacto. Finalmente lo extendió y se lo puso.

         —¿Te vas a volver a marchar? —Preguntó Charly medio dormido.

         —No hijo, tengo frío...

         El teléfono vibró en su mano y vio el número de Ángela Dark, su amiga de la dimensión paralela.

         —¿Qué? Esto ya lo he vivido.

         Respondió a la llamada. Le pedía que fuera a buscarla, que la habían tendido una emboscada. Pero era como revivir un sueño o pesadilla que recordaba según iba sucediendo.

         —Voy en seguida, dime dónde estás.

 

 

         Faltaban dos horas para el amanecer y les prometió a los niños que les llevaría él al cole. Otro "deja vu"... pero pensó que, si todo eso lo había vivido antes, no tenía sentido no saber qué pasaba después. Debía ser una mala pasada del subconsciente.

         —Me da tiempo a llegar —respondió al escuchar la dirección.

         —Date prisa por favor —escuchó a la chica en el altavoz de su smartphone. Su timbre le sonó tremendamente sensual... ¿Soñaría con Ángela aquella noche?

         Cuando colgó se sintió seguro con el traje puesto y se vistió por encina. ¿Qué podía pasarle? Su amiga estaba herida, no debía perder un minuto. No iban a enrollarse ni engañar a su mujer, esa Ángela no tuvo ninguna historia con él... Pero él nunca podría olvidarla y aunque ahora la deseaba aún más, ella a él no.

         —Charly, ¿estás despierto?

         —No —respondió sin abrir los ojos.

         Vuelvo enseguida.

         —Vale —escuchó su tierna voz infantil.

         Fue a ver a Brigitte a la cama y la dio un beso en la frente.

         —Debo irme, han atacado a las chicas. Ángela está herida y necesita ayuda.

         Su mujer se levantó con pesadez y miró el teléfono.

         —Es casi la hora del cole. ¿No puedes ir después?

         —No tengo ni idea de la gravedad de su estado...

         —No llegarás a tiempo a llevar a los niños —Brigitte se incorporó—. No vayas.

         —Amorcito, me ha salvado la vida varias veces. No puedo fallarla.

         Su mujer se dejó caer de espaldas en la almohada y cerró los ojos de nuevo.

         —Haz lo que te dé la gana... —Murmuró antes de volver a respirar con fuerza y quedarse dormida.

         —¿Por qué crees que no debería ir? —Respondió.

         Ella abrió un ojo y le miró con curiosidad.

         —¿Y si es una trampa? —Preguntó ella—. No sería la primera vez que caes en una.

         —No hay que preocuparse, llevo puesto el traje.

         —A eso me refiero... Te cuidado.

         Cuando salió de la habitación sintió que su instinto tiraba de él hacia la cama. Algo no encajaba, Ángela herida, Amy atrapada, la nave rota... ¿Cómo logró escapar? El EICFD nunca dejaba trabajos a medias. A menos que ella saliera victoriosa del encuentro y matara a todos los soldados de la Organización.

         —Será mejor que me dé prisa. Pueden volver a encontrarla.

         —Eso ya me lo has dicho —respondió Brigitte, sentándose de nuevo y mirándole extrañada.

         Antonio se quedó helado cuando la escuchó.

         —¿También te pasa a ti?

         —¿Que todo esto ya lo hemos vivido?

         —Exacto.

         —Sí, es raro. Vete si quieres llegar antes del cole —se volvió a tumbar y cerró los ojos.

         —Una cosa más —añadió su mujer.

         Antonio se giró para escucharla.

         —Espero que no se te pase por la cabeza darle el traje o nuestros poderes a esa golfa.

         Él se limitó a asentir, extrañado. Mientras bajaba al coche se preguntaba por qué sentía como si todo eso ya lo hubiera hecho antes.

         Al salir a la calle vio que Duna, la perra de pelo amarillo y ojos claros, le acompañaba a la puerta con evidentes ganas de explorar el patio. Apenas la conocía, cuando viajó al futuro solo llevaba unos meses con ellos. Se preguntó dónde estaría Thai. No la había visto desde su regreso.

         Puso la dirección en el GPS en su teléfono y vio que tardaría cuarenta minutos en llegar. Arrancó y salió a toda prisa, disponía de dos horas antes de las nueve y no tenía idea del atasco que podía encontrarse.

         Fue por encima de la velocidad límite permitida y le ganó algunos minutos al GPS. Finalmente llegó a la dirección, un parque céntrico del barrio de Moratalaz. Cuando salió del vehículo y buscó a su amiga, vio que se levantaba de un banco y corría hacia él con una gabardina vieja y sucia encima.

         —Menos mal que no tengo nada grave, podía haber muerto desangrada mientras tú y tu mujer discutís idioteces.

         Antonio se sorprendió de que supiera eso, aunque dedujo que era fácil de imaginar. Y más esperándole con impaciencia.

         —He venido lo más rápido que he podido.

         —No lo creo, no vives tan lejos y te llamé hace una hora.

         —Mujer ya estoy aquí, que es lo más importante. ¿Qué ha pasado?

         Ángela se subió al coche dejando tirada la gabardina sucia que llevaba encima y vio su armadura de placas.

         —¿Cómo conseguiste librarte del EICFD? —insistió él.

         —Mejor no me hables de ellos.

         —¿Dónde está Amy?

         —Muerta.

         —¿En serio? Lo siento.

         Antonio arrancó el coche y condujo de vuelta a casa.

         —¿Os hicieron alguna pregunta? —Se interesó.

         —No.

         —¿Conseguiste eliminar a todos?

         —No me agobies —respondió seca.

         —Que mi mujer te haya permitido que puedas contar conmigo cuando quieras no justifica que me trates como un subordinado —declaró él, dolido.

         Ángela le miró con sorpresa.

         —Ese es tu problema, no el mío.

         —¿Cómo? —Antonio le lanzó una mirada furtiva, extrañado—. Pues si es mío bájate y apáñatelas sola.

         Estaban detenidos en un semáforo, pero ella frunció el ceño, se quedó mirando por la ventanilla y le ignoró.

         —Escucha, —añadió él—, quiero ayudarte. No estoy aquí porque mi mujer me lo ordene, de hecho, ni siquiera me dejó venir. Tengo que volver a casa enseguida, le prometí a mis hijos llevarlos hoy al cole, pero te debo la vida y por eso no podía dejarte tirada.

         —Perdona por responder así, estoy nerviosa. He visto morir a alguien muy importante... Para mí. Aún tengo su sangre impregnada en mis manos y al verla morir he sentido que moría yo misma.

         Hubo un tenso silencio en el que Antonio no supo qué decir. Pensaba que se refería a Amy y debía ser duro, después de tantos años juntas.

         —¿Han destrozado la nave? Aún podríamos evitarlo si viajamos al pasado —propuso él, nervioso—. No me digas que está para el desguace, me hacía ilusión averiguar lo qué pasó con los dinosaurios. La fiesta de cumpleaños era temática del Jurásico, Miguel los imita constantemente. Tienen unos cien muñecos entre los dos, muchos de ellos se mueven como robots. Charly duerme con un tiranosaurio que llama Braulio... El pequeño adora a su Rudy.

         Estaba claro que Antonio compartía con sus hijos la pasión por esos seres extintos o eso daba a entender, aunque hablarle de ese tema era un modo de cambiar de tema ya que ella parecía muy afectada por la muerte de su amiga. No se daba cuenta de lo peligroso que era mencionar siquiera que se podían realizar viajes en el tiempo.

         Entonces Ángela le rozó la mano.

         —¿No extrañas un poco lo nuestro? —Preguntó jugando con sus dedos encima de los suyos, que sostenían la palanca de cambios. Antonio la apartó, visiblemente sorprendido.

         —¿Por qué lo dices? Tú y yo nunca...

         Ella le miró con ojos dolidos, enamorados.

         —¿No soy yo la misma Ángela con la que tuviste esa aventura? —volvió a mirar a la derecha, hacia el infinito—. Da igual.

         Antonio suspiró. No esperaba que el contacto de su mano le acelerara el corazón y mucho menos que esa mujer tan atractiva pudiera sentirse atraída por él, aunque era lógico ya que la otra del tiempo presente también lo sintió... Algo había distinto en ella desde la última vez que la vio esa misma tarde. No parecía herida y sin embargo la notaba agotada. Debió ser una lucha terrible.

         —¿Crees que la nave se puede arreglar? —Insistió él, para animarla—. Si fuera así podríamos evitar la muerte de Amy. Quizás sea complicado por las limitaciones de viajar un año hacia atrás, pero nos las apañaremos...

         —Olvídate de la nave —respondió sin dar más detalles.

         —Por qué ¿Dónde está?

         Ella le miró negando con la cabeza.

         —No quiero salvar a nadie. Y, ¿para qué quieres ver esos malditos monstruos si sabes las catastróficas consecuencias que podrías causar a este viejo mundo si haces algo que lo puede cambiar todo?

         —Obviamente tendría cuidado —él se quedó cortado ante esa respuesta tan contundente.

         —Pero chico, debes saber que en meter la pata no te gana nadie.

         Antonio se sintió incómodo y cambió de tema.

         —¿Conocías a alguien del EICFD de los que fueron a por ti?

         —No. 

         —Tengo entendido que han reclutado mucho personal. La última vez que supe de ellos Abby y John Masters se convirtieron en instructores. Bueno, la rubia volvió al servicio activo para "ayudarme" en mi viaje del tiempo. Pero ya sabes lo que pretendía en realidad.

         Ángela le miró con interés.

         —Ya —se limitó a responder—. Esa estirada no merece ni el aire que respira.

         —¿Sigue viva?

         —Yo no la he matado todavía, si es lo que quieres decir.

         Llegaron a su casa a las ocho y cuarenta y cinco. Tenía unos pocos minutos antes de ir a ver a sus hijos y se quedó en el coche con ella.

         —¿Estás bien? ¿No dijiste que estabas herida? No lo pareces.

         —Solo por dentro.

         —Espera a que nos vayamos, te dejo las llaves, entra en cuanto nos marchemos. Duerme un poco, te veo agotada. Después Brigitte te prestará ropa de calle. Creo que tenéis una talla parecida.

         —Gracias, pero no la necesito. No te he llamado para eso sino porque quiero pedirte algo.

         —¿Qué? Me están esperando. ¿Me lo dices luego?

         Salió del coche, abrió la verja del patio mientras ella salía del vehículo sin hacerle caso.

         —¿Si pudiera detener el tiempo, me dejarías hablar? —Preguntó.

         —¿Cómo ibas a lograr eso? —Se rio él.

         —Así —chasqueó los dedos y el ruido, el viento, el sonido lejano de los coches... Todo se quedó mudo.

         Estupefacto Antonio miró su reloj. Su segundero estaba quieto. Una golondrina flotaba inmóvil a tres metros sobre sus cabezas. Las nubes, incluso los rayos del Sol, se quedaron tan estáticos como en una fotografía.

 

 

 

 

 

Comentarios: 10
  • #10

    Alejandro (sábado, 18 mayo 2019 03:33)

    Yo quería leer la parte 20. Ni hablar, a comprar el libro completo.

  • #9

    Yenny (domingo, 12 mayo 2019 06:24)

    Estuve unos minutos buscando la parte 20, pensé que era algún error jeje.
    Entiendo tus razones Tony y se respetan, tendremos que comprar la versión completa ya que deja la intriga de que pasó; aunque por lo que se lee Ángela sigue conservando sus poderes.

  • #8

    Tony (domingo, 12 mayo 2019 00:17)

    Esas partes sí son necesarias para entender porqué la 20 no “existe”.

  • #7

    Chemo (sábado, 11 mayo 2019 21:29)

    Mejor ya no pediré la parte 20, jeje. Concuerdo con Alfonso en que no se entiende qué ocurri;o entre las partes 18 y 20.
    Esperando con ansias la parte siguiente.

  • #6

    Tony (viernes, 10 mayo 2019 05:22)

    1) No quiero que esto sea un blog de conteenido erotico.
    2) Casi nadie, dd los que entra aquí, comenta. Y no quiero que me etiqueten la pagina como inadecuada.
    ...
    No es una parte argumental mente necesaria. Dd hecho, omitirla deja una intriga que sí es necesaria ya que al igual que los lectores, los protagonistas no la han vivido realmente. Ángela borró ese día como castigo a Antonio , incluso... Bueno, estoy contando demasiado.
    Lo que sí te puedo confirmar, Jaime es que lo que sale en el investigador que interrogaba a las paredes no pasa de escenas de sexo puntuales y el 20 son 5 páginas de sexo sin pausa. Todas las películas donde los personajes se acuestan omiten estos detalles.
    Además, si solo leéis mis historias por ese tipo de contenido, me replantearé seriamente si debo seguir con este entetenimiento.

  • #5

    Jaime (viernes, 10 mayo 2019 01:11)

    Voy a rebatir los puntos mencionados por Tony.
    1) Ya todos te pedimos historia de ese tipo. El que la incluyas aquí no cambiará eso.
    2) Es muy improbable que un menor de edad (salvo Chemo) lea eso. Y, si lo hace, hay dos opciones: desconoce de qué está hablando la historia o ya tiene conocimientos XXX y no se sorprenderá por la historia. Os sorprendería lo que sabe un menor de edad en nuestros tiempos. Además, la historia del Investigador que Hablaba con las Paredes tenía más contenido de ese tipo y no tuvo ninguna censura.
    3) Creo que no es justo para los que hemos estado leyendo esta historia tener un hueco argumental. Dejará una historia a medio entender.
    4) Éste es el único punto en el cual puedo concederte un acierto.

    Tengo una sugerencia: que Tony publique la parte 20 por un período corto de tiempo y así todos quedamos satisfechos. ¿Os parece?

  • #4

    Tony (jueves, 09 mayo 2019 05:54)

    Justo es lo que falta por contar.
    Aunque no es necesaria argumentalmente, sin duda merece la pena leerla.
    Pero no puedo publicar aquí abiertamente por varias razones:
    1) Todos me pediríais historias de ese tipo.
    2) Menores que buscan cosas así podrían leerlo porque su ordenador (preparado por sus padres para evitar estos contenidos) no va a impedirles leerlo.
    3) La voy a publicar en el libro ebook en cuanto termine el relato y el que tenga interés y acceso a una cuenta podrá leerlo. Los menores no deberían poder gastar sin permiso de sus padres.
    4) A ver si así vendo algún libro... Porque no hay manera.

  • #3

    Alfonso (jueves, 09 mayo 2019 02:01)

    Espero que hayas tenido muy felices fiestas, Tony.
    Creo que hace falta la parte 20 para tener una mejor idea de qué ocurre en esta parte. ¿Cuántas partes faltan? Ya no se supo qué pasó con los pleyadianos ni cómo afecta la desaparición de la humanidad en la Tierra al futuro. Sin humanos, nunca hubo Alastor y tal vez la Oscuridad Elemental tardará más en destruir al mundo al no haber quién los ayude.
    Sin duda muchos esperamos la parte 20.

  • #2

    Jaime (martes, 07 mayo 2019 02:57)

    Me he quedado con ganas de leer la parte 20. Dudo mucho que algún menor de edad (salvo Chemo) esté leyendo esta historia. Habrá que esperar a leer el pdf.
    Esta parte es un poco confusa. Lo que entendí es que Ángela reinició el mundo a como estaba antes pero quedándose con sus poderes y sus memorias para seguir jugando con Antonio.

  • #1

    Tony (lunes, 06 mayo 2019 09:10)

    Siento mucho la larga espera, abril y mayo son complicados con tantas fiestas. También lamento que no ha podido ser publicada la parte 20 (que está escrita) debido a que no puedo escribir nada en la web impropio para menores.
    Prometo publicar el pdf completo (con el capítulo 20) en cuanto termine el relato, eso sí, solo para adultos.