Las crónicas de Pandora

Capítulo 25

Anteriormente

 

          —Lo que sea necesario. Sin Don Paco no tenemos... —Montenegro no supo continuar al mirarla, como si ella no tuviera que saber nada de eso, pero por su cara ya no tenía más remedio que compartirlo con ella—... Él nos mantuvo en nuestro puesto cuando el resto del consejo nos dio la espalda, nos defendió y dio la oportunidad de demostrar que no éramos prescindibles. Sin él,... El EICFD internacional decretará nuestra inmediata anulación. Sin él, —enfatizó mirándola a los ojos con intensidad—, usted y el señor Jurado estarían criando malvas... Él pidió que ingresaran en nuestro pelotón como alternativa a ejecutarles y no les convenció demasiado. Los demás miembros del consejo les consideran inestables y peligrosos pero yo les defendí, afirmé que podía controlarlos y Don Paco me apoyó.

          —Lo que significa que si se enteran de que ha muerto.

          —No duraremos mucho, me temo.

          —Pero estaba muerto, ¿Me va a decir que se le podía pegar la cabeza en su sitio?

          —Nuestros cirujanos habrían podido hacerlo si hubiera aplicado el tratamiento que usó con Antonio Jurado.

          —Vale, pues dudo que ahora se le pueda "curar" —replicó ella—. Sus restos han salido por el desagüe de la bañera, desintegrados con sosa caustica, mezclados con los de sus asesinos. Así que dígame cómo narices vamos a traerlo de vuelta.

          —Usted ya me ha dado la respuesta —contestó el comandante, enigmático—. Tendremos que saltarnos las normas, pero...

          —Pero qué...

          —Debe hacerse con cuidado o provocaremos otra fisura temporal, usted es la única que puede lograrlo, estuvo allí y conoce el escenario del crimen y el momento en que ocurrieron las cosas.

          —¿Yo? —Preguntó confusa.

          —Los viajes en el tiempo sin fisuras deben ser precisos como un cirujano o las consecuencias pueden ser catastróficas. Si logra viajar y hacer exclusivamente lo que debe, no causará una rotura espacio temporal. Si solamente le recoge a él y no cambia nada de lo que ha pasado, podemos conseguirlo.

          Ángela lo entendió de inmediato.

          —Me duplicaría en ese tiempo pero en este... Seguiría su curso sin mí.

          —No tiene por qué ya que va a regresar.

          —¿No hay otra manera? —Ángela estaba ilusionada por saber que Antonio se había recuperado, quería volver a verle y no podía decirlo para salvar su secreta relación. Pero últimamente los hechos se conjuraban en su contra. Primero Don Paco le separaba de ella, luego el ataque y otra vez parecía que el destino se empeñaba en separarlos—.  Quiero decir, ¿Es tan importante ese hombre como para arriesgar el continuo espacio tiempo?

          Montenegro se frotó la frente, visiblemente preocupado.

          —Tiene que volver con Don Paco... Y entonces no habrá fisura. Por esta razón los viajes en el tiempo están prohibidos desde que se descubrió que podían hacerse.

          —Eso sí es factible —aceptó ella—. Un momento, ¿me va a decir que cuando alguien viaja al pasado y lo cambia, nunca regresa a su tiempo? —Ella pensaba que pudo hacerlo anteriormente sin problemas, pero se dio cuenta de que estaba en lo cierto, cambiaron algo tan importante como la extinción de las ratas que evolucionarían hasta dar lugar al ser humano y el futuro fue radicalmente distinto. Sin embargo la realidad de la que procedían nunca desapareció.

          —Puedes regresar al tiempo del que saliste pero en la nueva línea temporal. Si has cambiado una cosa, la rotura es inevitable.

          —Entonces Abby y Alfonso nunca regresarán —dedujo ella—. ¿Para qué les ha enviado entonces?

          —Solo les pedí que averiguaran qué fue lo que pasó —respondió, encogiéndose de hombros—. Los viajes en el tiempo son complejos y no me resulta fácil comprender los resultados, Abby es consciente de los riesgos de interactuar con el pasado y conoce cuál es el protocolo para evitar fisuras. Por eso están prohibidos al personal sin formación adecuada y se usan en casos de extrema necesidad.

          —¿Cómo descubrieron esos fenómenos si los afectados no regresaban? —se interesó Ángela.

          Montenegro suspiró, contrariado por tener que dar tantas explicaciones.

          —Un hombre salió en los periódicos en los años cincuenta, hizo unas extrañas declaraciones del futuro y no se le prestó la atención debida en su momento. Lo contactamos con más de ochenta años, seguía asegurando venir del futuro pero no se le hizo caso porque alegaba ser alguien que existía en realidad mucho más joven. Su DNI era desconocido cuando apareció y nadie pudo contrastarlo debido a que era un documento extraño y desconocido... Hasta el año 2001, que se aprobó ese nuevo formato y él lo reconoció. Volvió a hablar con los periódicos a revelar su historia, quería dar a conocer al mundo que venía del futuro. Uno donde los alienígenas invadían el planeta en el año 2016.  Por supuesto nadie le dio crédito alguno pues no pasó tal cosa.

          —¿Qué tiene eso que ver con la prohibición?

          —Este individuo hizo un viaje en el tiempo llegando de una línea temporal que nunca existió. El consejo tuvo una reunión excepcional cuando se conoció el caso de este viajero y determinó el evidente peligro de los viajes espacio—temporales. Nosotros teníamos la máquina y se estaban haciendo experimentos que, creíamos, terminaban en fracaso y por tanto se decretó su prohibición absoluta. Pero gracias a este hombre supimos que no eran lo que pensábamos. De ese modo creemos que nos hemos desvinculado de esas otras líneas temporales terribles que nos han ido advirtiendo otros viajeros y que han debido ponerse remedio evitándonos las calamidades que anunciaban. Cuando se supo todo esto se permitieron nuevos viajes, se establecieron unos protocolos de retorno y solo en casos muy extremos se permite hacerlos. Hay dos supuestos aprobados: Que ya sea tarde para salvar el mundo o bien sea por un error puntual que no trascienda lo suficiente y se pueda evitar sin cambiar nada más, como es el caso.

          —Pero a Abby y Alfonso les ha enviado al pasado a investigar las epidemias actuales —replicó enojada, Ángela—. Si hacen algo para evitarlo no podrán volver.

          —Esas no eran sus instrucciones, pero... Tampoco se lo prohibí. Seamos sinceros, no estamos en un buen momento, el mundo está al borde del colapso —confesó el comandante—. Puede que su línea temporal sea mejor que la nuestra. Aunque confío en el buen criterio de la teniente, ella sabe lo que hay que hacer para garantizar el regreso.

          Ella se quedó muda. Lo cierto es que no estaban regresando así que algo debió pasarles entonces.

          —Lo importante es que estamos a tiempo de impedir las consecuencias de la muerte de nuestro mecenas —arengó Montenegro—. Creo que si viaja al momento justo de salvarle de morir sin cambiar nada más, volvería a este mundo. Debe llevar un cuerpo para que no note su ausencia. Pero es imperativo que no se encuentre a sí misma. No sería posible el regreso ya que no recuerdas haber visto a nadie. Cambiar el pasado provocará una fisura.

          ¿En serio? Se preguntó a sí misma. Textualmente no, no se vio a sí misma ni a Antonio. Pero sí que le escuchó (cuando estaba muerto o desangrándose en el piso de abajo estuvo a su lado indicándole cómo luchar con sus enemigos invisibles).

          —Si uso el camuflaje óptico no podré verme —propuso.

          —¿Eso significa que lo hará?

          Se encogió de hombros, en realidad no era una frase futura sino pasada, ya lo había hecho.

          —Antes quiero ver a Antonio, si no le importa. Es mi compañero y... Me sentiría más segura trabajando a su lado —no quiso decirle que solo lo lograría si él iba con ella porque si Montenegro se enteraba, se daría cuenta de que ya habían causado la fisura y estaban habitando en ella. La "realidad" en la que Don Paco murió también debió morir Antonio Jurado y no quería ni pensar en regresar a ella—. Quiero rescatar a Abby y Alfonso. Tenemos que salvarles si están en apuros. ¿Hay algún modo de localizarla?

          —Le repito que ella sabe lo que tiene que hacer —contestó Montenegro.

          —No quiero ir sola a esta misión, necesito a Antonio Jurado. Formamos un buen equipo.

          —Puede ir a verlo, está en la enfermería. Seguramente ya se ha recuperado, la acompaño. Quiero verle.

         

          Se dirigieron al módulo médico en uno de los sótanos del complejo subterráneo del EICFD. No hablaron por el camino y, cuando llegaron, vieron a Antonio tumbado de lado en la cama, dormitando. Ángela seguía sin entender cómo podía seguir vivo.

          Al oírles llegar no se movió. Le tocó en el hombro desde atrás y el hombre dio un salto por el susto.

          —¿Quién...? —Exclamó.

          —Tranquilo soy yo —replicó cariñosamente. Luego carraspeó porque Montenegro no sabía nada de su relación.

          —Es un placer tenerle de vuelta entre los vivos —saludó el comandante.

          —¿Entonces es cierto? Estuve muerto. Pero, ¿cómo me han podido curar? Recuerdo que me desangraba y me desmayé.

          —Y no recuerdas...Haberme visto después —Preguntó Ángela que recordaba que la había estado indicando donde estaba el enemigo.

          —No, luego desperté aquí. Me he mirado el pecho y he visto que me acaban de operar.

          Mostró su herida cubierta por vendas y vieron una mancha roja en el centro del pecho.

          —Remendado como la muñeca de la señorita Pepis —expuso Montenegro, con altanería—. No lo hubiera contado si le hubieran llevado a un hospital convencional. Aquí contamos con los equipos médicos más especializados del planeta.

          —¿La jeringuilla de líquido verde tiene algo que ver? —Preguntó Ángela.

          —Esa misma.

          —Yo te la puse en cuanto pude —explicó ella al ver la cara de sorpresa de Antonio, encogiéndose de hombros—. La misma que salvo a Montenegro cuando le degollaron.

          —Pero no me duele, es como si no tuviera nada.

          —No es lo mismo operar en vivo que hacerlo en tempostasis. El cirujano no se tiene que preocupar de si se desangra o si su corazón late, se hace más sencillo, los médicos podrían dar más detalles, yo no soy ni cirujano ni científico. Básicamente pueden reparar cualquier daño y luego reanimar. El tiempo que pasa muerto es muy corto por lo que la reanimación es más sencilla. No me pregunten cómo lo hacen.

          —He visto mi herida y es una simple línea roja, no tiene puntos. Esa mancha roja no es sangre, es micromina. Lo que sí he notado es que mi pecho ha quedado hundido, podría poner un montón de cacahuetes dentro como en un cuenco. ¿Qué han sacado?

          —Obviamente el tejido muerto hay que retirarlo y remendarlo con el vivo. Ahora cuéntele la misión, señorita Dark.

          Ángela lamentó que Montenegro siguiera con ellos, quería abrazarle y marcharse a casa con él pero sería imposible, tendría que hablarle como a un compañero.

          —Bueno, en realidad son dos... No te preocupes, no nos llevará demasiado tiempo, aunque hoy no podrás volver a casa a tiempo para recoger a tus hijos.

          —Llamaré a mis padres, ellos les recogerán, les diré que tengo que hacer unas horas extras.                

 

Después, cuando Ángela consiguió ponerle al día, ya subidos en el Halcón 19, el que se les asignó para la misión...

         

          —¿Pero cómo es posible viajar en el tiempo con una máquina? —Preguntó Ángela al ingeniero astrofísico que les explicaba al detalle el funcionamiento de su nuevo Halcón.

          —Esto es muy complicado para que podáis entenderlo, esta máquina utiliza integrales de segundo grado aplicadas a la física cuántica y ni siquiera los que han fabricado los motores pueden comprender por qué funciona. El diseño fue escrito en una hoja de papel en los años treinta por un genio llamado Nikola Tesla... ¿Les suena?

          —Ya sabemos quién fue —replicó Ángela, impaciente.

          —Lo que quiero deciros es que nuestros ingenieros han sabido aplicar la compleja fórmula matemática pero no puedo explicarles qué significa ni cómo funciona. Si Albert Einstein apenas explicó su teoría de la relatividad con una sencilla potencia de dos y no hay ser humano que la comprenda, imagínese una integral de segundo grado.

          Montenegro carraspeó al escuchar sus explicaciones, interrumpiéndole intencionadamente.

          —No hay tiempo de explicar todo esto, señores. Limítese a explicarles cómo funciona el módulo temporal, sobre el pilotaje tengo entendido que ella sabe manejar la nave.

          —Bueno, este modelo no lo he volado nunca —contestó Ángela—. Casi siempre pilota Abby o Brenda. Jamás he tocado unos mandos de algo tan potente y enorme.

          —Explíqueselo todo, usted tiene experiencia en vuelo, es muy sencillo adaptarse.

          Ángela veía los centenares de controles del aparato y miró a Antonio para expresar con su mirada el pánico de verse en la tesitura del manejo de semejante complejidad sin posibilidad de ayuda.

          —No te preocupes, el vuelo es sencillo, también te lo explicaré en un momento —comentó el técnico—. Para el módulo temporal hay que accionar aquí la palanca esta que abrirá este compartimento. Parece un sencillo cajón de objetos personales porque no queremos que cualquier pueda acceder al módulo temporal. Ahora pasas la mano por aquí...

          La cogió por la muñeca y le pasó delicadamente los dedos por la superficie que no podía verse por estar en el lado contrario del frontal del cajón.

          —Aquí, ¿lo notas?

          Ángela palpó una parte que podría pasar por un tornillo que sobresalía un par de milímetros.

          —Saca la tapita con la uña.

          Hizo lo que le dijo, al hacerlo le dolió un poco porque se la fracturó levemente.

          —Ya está —dijo, mirándose la uña partida.

          El ingeniero le miró la mano como hipnotizado. Para que no le dieran importancia se llevó el dedo a la boca y se la mordió. Al volver a mirar al ingeniero vio que aún la miraba más embobado y Antonio disimulaba no estar furioso.

          —¿Y ahora qué? —Preguntó impaciente.

          —Pulsa el botón —respondió saliendo de sus pervertidos pensamientos.

          Antonio resopló fastidiado desde atrás. ¿Por qué todos los que se acercaban a ella la veían como un objeto sexual irresistible? Aunque bien pensado... Él no era una excepción.

         El teléfono de Montenegro sonó y lo cogió con presteza.

          —¿Lo tienen?

          —Sí señor, enviamos el cuerpo en diez minutos. Disculpe la demora, no ha sido fácil localizar uno de esa edad y tamaño.

          —Buen trabajo, dense prisa.

          Y colgó.

          —Buenas noticias, han encontrado un cuerpo de apariencia similar a la de Don Paco.

          —Genial —asintió Ángela—. No debo notar la diferencia, sino descubriré que algo falla.

          —Hagas lo que hagas nadie de vuestro entorno puede saber que estáis allí o cambiaréis el curso de la historia y se producirá una fisura. En tal caso regresarán a una nueva realidad alternativa y no podréis volver a nuestro hilo temporal —aleccionó Montenegro.      

          —Descuide, seremos invisibles, solo tengo que robar el cuerpo antes de que yo misma lo vea... Un momento,... —Ángela palideció.

          —¿Qué ocurre? —preguntó el comandante.

          —Mierda, no solo le mataron, le cortaron la cabeza y no la pude encontrar por ninguna parte. Puede que estuviera debajo de la cama.

          —No se preocupe, no va a permitir su muerte. Si es lo que vio, se lo dejaremos decapitado. ¿Tenía alguna otra herida?

          —No, solo le cortaron la cabeza, no le vi nada más.

          «La que tuvo que trocearlo fui yo»—pensó .

          Montenegro se quedó pensativo.

          —Demasiado oportuno —musitó—. Sospecho, querida, que ya habéis hecho el viaje y con éxito. Yo mismo pensaba cortar la cabeza al cuerpo que están trayendo para que no puedas sospechar que no era él. Si es correcto lo que digo, sálvele cueste lo que cueste, no deje que le maten.

          —Espero poder salvarlo, para eso viajamos un poco antes, ¿no?

          —Disculpe la interrupción —cortó el técnico—. ¿Es que no se lo ha dicho? No se puede viajar a la hora que quieras. Tiene que ser a la misma de un día anterior. Los antiguos modelos viajaban saltando años, porque no sabíamos que podíamos desplazarnos también en el espacio cuando las naves se desplazan en el tiempo. Hemos logrado reducir ese tiempo a un día pero es imposible reducirlo más. ¿Recuerdan el experimento de Filadelfia? Aquel barco fue expuesto a unas radiaciones experimentales que empujaron a sus tripulantes menos de un segundo hacia el pasado. El resultado fue personas sepultadas en el navío como parte del fuselaje.

          —¿Entonces tenemos que volver a ayer exactamente a la hora que salgamos del día siguiente?

          —Tendrán tiempo de sobra en llegar si aterrizan cerca con su halcón —contestó Montenegro—. Lo bueno es que si necesitáramos más días para prepararlo nos lo podríamos permitir. Pero es mejor que sea hoy mismo, nunca se sabe lo que nos puede pasar mañana.

          —Llegamos allí a las once de la mañana y son las diez de la noche —dijo Antonio.

          —¿Eso significa que podemos ir a descansar? Basta con que vengamos de nuevo mañana a las siete —propuso Ángela.

          El comandante negó con la cabeza.

          —Pueden descansar en el halcón, no quiero que se marchen, detesto los imprevistos —protestó Montenegro—. Martín, explíqueles cómo manejar esto y no se enrede con batallitas.

          El técnico se rascó la cabeza consternado, él no se desviaba del tema, simplemente respondía las preguntas que le hacían.

          —Muy bien, pulsa el botón del cajón.

          Ángela lo hizo y uno de las botoneras e interruptores del frontal del aparato se levantó un centímetro y se deslizó hacia la derecha mostrando un panel luminoso y táctil.

          —Sencillo, seleccionas año, mes, día y con el botón verde se activa el viaje. Es importante que observéis este indicador, ahora está al completo y se ve en color verde. Pero tras un viaje en el tiempo se consume la energía que necesita todo Madrid en un día. Estas son baterías de alta capacidad y solo permiten un viaje completo diario, de ahí su limitación. Según la distancia temporal utilizada se bajará esta reserva. Si se vacía tarda en volver a llenarse una semana, depende de la temperatura ambiente. Solo por iniciar el generador de antimateria se consume la mitad de la reserva de energía, por un día... Consumirá una fracción más. La mayor distancia a la que podéis viajar es veinticinco mil años, pero la batería quedaría completamente vacía. No vayáis a jugar con ella, que todos sabemos lo tentador que es viajar en el tiempo. Si gastáis media batería, en unas 12 horas tendréis carga suficiente para regresar.

          —No van a regresar aquí —explicó Montenegro.

          —Tenemos que ir en busca de Abby y Alfonso —replicó Ángela—. ¿Cómo podemos rastrear un halcón que ha viajado en el tiempo, usted me dijo que era posible —se refería a Montenegro.

          —En esta pantalla tienen el ordenador de abordo —explicó Martín—. Enciéndala y siga los pasos que le voy a explicar.

 

Continuará

 

Comentarios: 4
  • #4

    Chemo (sábado, 28 enero 2023 18:16)

    ¿Habrá un universo paralelo en el cual antonio sea un asesino en serie desalmado y Ángela se dedique a investigar casos paranormales? Sólo el tiempo lo dirá. Jeje
    La historia mola mucho.

  • #3

    Vanessa (martes, 24 enero 2023 02:23)

    Yo sí quería leer la historia de Jesús. Pero bueno, también tengo curiosidad sobre qué pasó con Abby y Alfonso.

  • #2

    Jaime (lunes, 23 enero 2023 01:27)

    Cada vez se pone más interesante la historia. Yo esperaba la parte de Jesús, pero me alegro que haya sido ésta. Ahora nada más falta que se unan la trama de la Brigada Delta con la trama central de Antonio y Ángela.

  • #1

    Tony (domingo, 22 enero 2023 20:23)

    He cambiado el orden de los relatos porque posiblemente no tenga demasiado interés el final del manuscrito de Nazaret. Es la parte que menos os gusta así que la reservo para el final, a modo de apéndice.
    Está terminado pero creo que podría darle unas cuantas vueltas más.