Antonio Jurado y los impostores

32ª parte

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         Lara tenía el pulso acelerado. Invitó a Dani y su prima a una copa y mientras conversaban de cosas triviales, se hacían un chequeo con la mirada los tres. La chica era espectacular, morena, ojos claros, pelo liso, vestido blanco brillante sin tirantes y tan corto que si se agachaba era inevitable que se le viera la ropa interior. Se dejaba ver unos contorneados muslos de fantasía. La piel de su amplio escote se veía tersa y joven, no debía tener más de veinticinco años, igual que el chico.

         Dani no podía dejar de mirar a Lara, su ropa no dejaba demasiado trabajo a la imaginación y dado que nadie comenzó a desvestirse, se sintió vulnerable y ridícula con tantas transparencias.

         —Empiezo a notar frío, voy a ponerme algo encima.

         En cuanto entró en su habitación se quedó con la oreja pegada a escuchar lo que decían. Aguantó la respiración y esperó unos segundos hasta que al fin hablaron.

         —¿Qué te parece? —Preguntó la chica.

         —Me gusta —respondió Dani.

         Lara frunció el ceño, extrañada. ¿Se refería a ella? Si era así, ¿por qué hablaba como si fuera un objeto?

         Hubo unas frases que no logró entender hasta que recuperó el hilo.

         —Es demasiado cutre.

         Eso la ofendió.

         —Fíjate que está en buena posición.

         ¿La quería por el dinero?

         —No hay donde aparcar.

         —Es cierto.

         Lara se perdió en ese punto de la conversación. ¿No hablaban de ella?

         —Es que lo que me da el tío no me da para seguir pagando el hotel —continuó Dani—. Y si no quieres que vaya a tu casa tengo que buscarme una casa.

         Dejó de escuchar ¿Qué había dicho? No querían sexo, la estaba liando para quedarse a vivir con ella...

         —¿Y qué hacemos con... —Preguntó Dani. La última parte fue incapaz de escucharla porque bajó el volumen de su voz.

         Ya no consiguió entender nada, hablaban tan bajo que no pudo escuchar más.

         Se puso la bata de seda, y... Tuvo una confusa visión de su propia muerte.

 

         Saldría con la bata, Dani se pondría meloso, la chica iría por su espalda, una cosa llevaría a la otra, la besaría el cuello, la estrangularía. Aunque esta vez no lo vivió, fue más bien una especie de visualización.

         Era un don que tenía, desde niña, gracias al cual logró escapar de una banda de asesinos psicópatas siendo adolescente. Cuando volvió a casa se lo contó a su familia y le dijeron que estaba en shock, de modo que la llevaron al psicólogo. Éste aseguraba que eran imaginaciones suyas que demostraban la ansiedad que padecía, por el miedo a la muerte lógico de toda persona. Sin embargo, sin las visiones no estaría viva, eso lo sabía ella y ningún médico tenía derecho a juzgarla porque nunca habían visto un caso similar en su vida. Incluso Paco se fijó en ella por ese Don.

         No eran simples imaginaciones, aún notaba las manos de esa chica apretando su cuello...  Se le puso la piel de gallina cuando recordó la horrible muerte de asfixia. Esos miserables querían robarle su casa. ¿Por qué confiaba en él? Era culpa suya, nunca ponía los ojos en buenos chicos, siempre en "sin vergüenzas" sin corazón. Estaba tan segura de que no era su primera víctima que pensó en sacar su pistola reglamentaria y pegarles dos tiros a cada uno. Pero no necesitó de sus visiones para saber que eso le causaría problemas con la justicia... Por no mencionar que no se veía capaz de matar a alguien desarmado y más aún, todavía inocente.

         Sacó del cajón unas bragas negras, se quitó el camisón y se puso sujetador y una blusa blanca. Se enjutó unos vaqueros y los zapatos de uso diario. Cogió su pistola y salió al salón con el arma escondida en la parte de atrás, tras la blusa y el cinturón.

         —Chicos, lamento mucho deciros que tengo una urgencia. ¿Os importaría marcharos?

         —¿Cómo? —Se extrañó Dani.

         Sus caras sonrientes y perfectas dejaron de mostrarse afables y la chica le dedicó una mirada cargada de desprecio.

         —Venimos más tarde si te parece, no quiero perderme esa noche que nos prometiste.

         —Hoy no va a poder ser, lo siento.

         —¿Mañana? —Propuso Dani—. ¿Volveremos a vernos? Lamentaría que no fuera así.

         El muy miserable parecía tan sincero….

         —Deja de darle comba, se ha rajado y odio las personas indecisas —regañó la chica.

         —¡Mónica! No hay que forzar las cosas.

         —¿No te he dado sexo suficiente? —Replicó melosa la prima de Dani—. Quiero que me compenses. ¡Insiste!

         —¿Qué está pasando aquí? —Preguntó Lara, enojada.

         —No nos vamos a ninguna parte... —Comenzó a decir Mónica. Pero cuando Lara sacó su arma y la apuntó a la cara gritó.

         —¡Ay, Dios! Está loca.

         Su seriedad les dejó paralizados un par de segundos, pero Dani reaccionó con la agilidad un gato salvaje y antes de darse cuenta le había arrancado la pistola de la mano y la sujetó con fuerza por los brazos. Nunca imaginó que tuviera tanta sangre fría. Después de un duro forcejeo el arma se disparó y se dio a sí misma en el centro del pecho...

         Antes de morir vio el rostro de Dani, horrorizado por lo que había hecho.

 

 

         Otra visión... Aún estaba vistiéndose cuando la tuvo y esta vez el pánico la dominó por completo. No tenía ninguna posibilidad si se enfrentaba a ellos, la única opción era salir y emprenderla a tiros. Pero no se sentía capaz de vencerlos, Dani era muy rápido, no era lo que aparentaba, era peligroso. Tampoco sabía si podría vivir con la visión de haberlos matado en su casa.

         Sus manos temblaban, ella jamás había asesinado a nadie inocente.

         Entonces llamaron a la puerta de su habitación.

         —¿Estás bien Lara? —Dani se impacientaba.

         Si escapaba y los dejaba allí podrían establecerse como ocupas y no los sacaría en meses. La mera idea de que se quedaran allí, la hacía hervir la sangre. Esa era su casa y debía defenderla con su vida. De hecho, el banco se la seguiría cobrando aunque no pudiera entrar en ella. Y tal y como estaban los precios, si se la embargaban les debería más de cien mil euros.

         «Nunca invites a un majadero a tu casa» —se dijo, como norma que ella misma se impuso desde que le dieron las llaves de su vivienda.

         Si no les mataba y simplemente hería a Dani para que salieran de su piso quizás se los quitaría de encima pero sabían dónde vivía, podían acosarla... Matarlos se le antojaba su única opción con posibilidades de futuro.

         —Paco... —musitó.

         —¡Vamos sal de una vez! Nos vamos a quedar dormidos —protestó Mónica.

         —Lara, ¿Qué te pasa? —Insistió Dani.

         Y si los mataba,... Eran protegidos de Luis, uno de los mafiosos más influyentes de Madrid. Si se enteraba de que los eliminaba, sería como volver a enfrentarse ella sola a Alfonso Uriarte. A éste no pudo vencerle sin la ayuda de Ángela... Si estuviera allí no tendría las manos temblorosas. Si al menos supiera cómo localizarla... Pero la última vez que hablaron le dijo que nunca más querría volver a verla. Por eso borró su teléfono de la agenda de su móvil y ahora no tenía modo de ponerse en contacto con ella...

         Paco la podía contactar con el EICFD, ellos tenían su teléfono. De nuevo ese viejo verde se perfilaba como su salvador. Aunque habían tenido muchas diferencias, lo cierto era que no confiaba en nadie igual que en ella.

         Marcó el teléfono del viejo y éste contestó en seguida.

         —¿Qué pasa Lara?

         —Necesito tu ayuda. Tengo a los sobrinos de Luis Fernández Escobedo en mi casa y quieren matarme. ¿Algún consejo?

         —Eres una mujer de recursos, cárgatelos.

         —No puedo. Aun no me amenazan, es por una visión. Me matan cuando me tienen acorralada y sin opciones.

         —Ah, una de tus visiones —replicó el viejo, refunfuñando—. No tengo a nadie que pueda enviarte, todo el equipo está en misiones importantes.

         —¿Por lo del colegio Arcángel Rafael?

         —¿Eh? ¿Qué pasa allí?

         —Zombis. Pensé que esa era vuestra prioridad.

         —Tengo muchas cosas en la cabeza. Ya hay hombres asignados a esos menesteres. El caso es que no puedo ayudarte, apáñatelas, eres inspectora de policía...

         —Me matarán o iré a la cárcel por matarles —susurró para que la pareja no pudiera oírla.

         —Está bien, llama a Pablo Jurado y que te mande una patrulla.

         —No me pueden ayudar, preguntarán y como aún no ha pasado nada...

         —Lo siento Lara, no tengo tiempo para bobadas.

         —¡No cuelgues! Consígueme el teléfono de Ángela Dark. Por favor,... Ella me ayudará.

         Hubo un silencio extraño, era como si hubiera hecho una petición inesperada.

         —Apunta —murmuró Paco—. 650 56 92 55.

         Con las manos temblorosas anotó el teléfono y lo agrego en su agenda.

         —¡Gracias Luis! Te debo una. ¿Cómo es que te lo sabes?

         —Yo también tengo un don, una memoria prodigiosa.

         —Muchísimas gracias Paco, me has salvado la vida —y le colgó ella.

         Miró el aparato con la respiración agitada. ¿Cómo le iba a pedir ayuda a esa mujer? Cierto era que en el pasado la había traicionado, pero no conocía a nadie con más recursos que Ángela y, a pesar de su traición, la terminó compensando y demostró lo mucho que le importaba. Ella no la perdonó y la mandó a freír espárragos igualmente, pero ahora entendía que nunca debió hacer tal cosa. Era su hermana de líos, por decirlo así.

         —¿Con quién hablas? —Preguntó Dani desde la puerta.

         —¡Con mi padre! —mintió—. Un momento, ya termino.

         Marcó el número de Ángela cruzando los dedos para que aun estuviera localizable con ese teléfono.

         Sonó un tono de llamada que duró una eternidad, luego otro, aún más largo, después un tercero y finalmente escuchó su voz.

         —¿Lara? —Era su voz y como sospechaba, seguía manteniendo su número en la agenda. Suspiró aliviada.

         —Ángela, cuánto me alegro de oírte. Quiero... Necesito... Estoy en un lio.

        Tranqui colega, que no será para tanto. Cuéntame.

         —Tengo en casa a dos chicos, bueno una tal Mónica y Dani, en principio queríamos tener un rollete entre los tres, pero he tenido unas visiones horribles. Quieren matarme y quedarse en mi casa.

         —¿Tú necesitas mi ayuda? Creí que no querías volver a verme —replicó con tono rencoroso.

         —Lo siento, no me he dado cuenta hasta ahora de que eres la única persona en la que confío.

         —¿Por qué no llamas a Antonio Jurado? Él te ayudará encantado, siempre está cuando se trata de vos raras.

         —¿No puedes ayudarme tú?

         —Acabo de meterme en el sobre —protestó Ángela—. No me apetece demasiado volver a salir, la verdad.

         —Entonces disculpa, ya me las apañaré... Perdona por molestarte.

         Antes de colgar escuchó la voz de Ángela.

         —¿Por qué no puedes llamar a Antonio?

         —Ya, claro, lo haría si no estuviera infectado, ilocalizable y seguramente muerto. Adiós, Ángela perdona por...

         —Estaré en tu casa en veinte minutos, entretenlos —respondió decidida su amiga.

         —¿Vendrás? —Preguntó ilusionada.

         —Intentaré llegar antes. Procura que no te maten hasta que llegue.

         —Haré lo que pueda.

         Al colgar se le hizo un nudo en la garganta. Veinte minutos... Eran una eternidad.

         Como se había vestido para salir se le ocurrió una idea. Podían ir a bailar, siendo unos juerguistas y teniendo la evidencia de que el sexo no les apetecía demasiado en ese momento, supo que aceptarían.

         Salió de su habitación con la mejor risa falsa que fue capaz de mostrar.

         —He pensado que es muy pronto para perder el tiempo metidos en la cama. ¿Qué tal si tomamos unas copas y movemos el esqueleto? Hay que festejar que nos dejan salir hasta la una.

         —Justo eso le estaba comentando a Dani —mintió descaradamente la guapita de vestido blanco.

         Lara asintió mientras la examinaba. Las chicas como esa le daban asco, su melena larga, su cara perfecta, su cuerpo diez, con un escote modesto pero provocador, escondía analfabetas que conquistaban sin abrir la boca, con una simple sonrisa. Parecía una novia despendolada, preciosa y en una escala de belleza superior a la suya. Y ver a Dani tan pegajoso con ella, que no la soltaba de la cintura, aún le daba más náuseas. Aun sabiendo que él era un granuja, que tenía toda la pinta, y lo sabía por su visión, seguía resultándole treméndamente guapo. Con su barba de tres días, su cara de "vividor",  sus ojos huecos que no mostraban el menor atisbo de sentimiento... La volvían loca.

         —Me parece la mejor idea de la noche —festejó el chico, guiñándole el ojo con media sonrisa chulesca.

 

 

         Fueron a un local donde ella solía bajar a ligar. Se sintió molesta porque los otros dos no dejaban de hacerse carantoñas, caminaban abrazados, metiéndose mano mutuamente y dándose morreos en todos los semáforos. La ponía furiosa porque no engañaban a nadie, eran pareja y querían quedarse su casa y matarla. Pues les saldría el tiro por la culata.

         Puso un temporizador con 15 minutos y escribió a Ángela un WhatsApp indicándole el local al que estaba yendo, ni loca volvería a su casa con esos dos.

         —¿A quién escribes Lara? —Preguntó Dani, como si estuviera celoso.

         —A una amiga, le he preguntado si quiere unirse a la fiesta.

         —¿Otra? —Se quejó Mónica—, Pero mujer, ya somos muchas ¿no crees? En todo caso invita a un chico.

         —Créeme, esta sabe más de sexo que tú y yo juntas.

         —¡Ja! —Se burló la otra—. Permíteme dudarlo.

 

Continuará

 

 

Comentarios: 6
  • #6

    Alfonso (sábado, 12 junio 2021 13:32)

    ¡Vaya! Nunca me esperé que esos granujas quiseran matar a Ángela. Como dice Jaime, no se necesita mucha cabeza para darse cuenta que no es la mejor jugada. En fin, supongo que todos hacemos cosas estúpidas cuando somos adolescentes.
    Ya hace falta una escena de sexo con Lara. Ella nunca ha participado en las orgías que organiza Tony.

  • #5

    Chemo (viernes, 11 junio 2021 13:27)

    La historia No tenía idea que mi primo se dejaba manipular por esa zorra. De nada le sirivieron mis consejos. Jajaja
    Qué bien que regresará Ángela. Suponía que ella se encontraba en esa realidad alterna suya pero al parecer se estaba divirtiendo mientras el pobre Antonio Jurado sufría del virus zombi.
    Este historia me está gustando mucho. Yo creo que será de mis favoritas. Espero que todos os encontréis bien.

  • #4

    Esteban (jueves, 10 junio 2021 13:24)

    Ya quiero ver un trío entre Lara, Ángela y Antonio Jurado. No sería mala idea incluir a Dani pero por lo visto va a salir en malos términos.

  • #3

    Jaime (martes, 08 junio 2021 13:20)

    Tiene razón Vanessa. ¿Cómo es que Dani y su amante pensaron en hacerse del piso de Lara a sabiendas que ella era policía y tenía relaciones profesionales con su tío? O los chicos son estúpidos o no tienen nada mejor qué hacer.
    En fin, me alegro que regrese Ángela. Seguramente ella tendrá un trío con Dani y su amante mientras los amaga al mismo tiempo.

  • #2

    Vanessa (martes, 08 junio 2021 02:22)

    Oh por Dios. No me esperaba que Dani y su amiguita fuesen a por la casa de Lara. Y más sabiendo que Lara es policía y está entrenada. Por cierto que este tipo de "galanes rolleros" no me atraen en absoluto. Supongo que solamente funciona con chicas de mente débil. :)
    Por lo general no comento si no tengo nada que decir pero últimamente me está ayudando a salir de la depresión por la pandemia. Espero que se encuentren todos bien.

  • #1

    Tony (martes, 08 junio 2021 01:21)

    La cosa se enreda, espero que sigáis disfrutando.
    No olvidéis comentar, especialmente tú Vanessa, que aunque estás ahí a menudo no comentas y eres de las más fieles. Espero que todos los demás también y que Yenny dé señales de vida, que ya me preocupa bastante.