Antonio Jurado y los impostores

26ª parte

Anteriormente

 

         Tenía mucho sentido, él había llevado un paquete en el coche que estaba infestado con esa arma biológica. No tenía ni la menor idea de si tomó precauciones para no contagiarse. Tampoco sabía si lo que él sentía se propagaría muy rápido y se convertiría en zombi en cuestión de minutos o de horas.

         —Tengo que salir de casa inmediatamente... —Decidió, temiendo por la vida de sus hijos. Si se transformaba delante de ellos, les mordería y les contagiaría...

         Cogió el teléfono del bolsillo, sumamente nervioso, y avisó a Brigitte (que estaba tele trabajando en su habitación).

         «Me siento mareado, tengo que salir a tomar el aire. Vigila a los niños, están desayunando.» —escribió con dificultad, se le nublaba la vista.

         En seguida recibió la respuesta.

         «¿En serio? Tengo video llamada en diez minutos.»

         «Lo siento, debo irme, es por su bien...» —respondió.

         Dejó el teléfono en el zapatero, cogió una propaganda de allí encima y le dijo a Charly que ahora venía. El pequeño exigió unas galletas y no le hizo caso, cogió las llaves, salió por la puerta, se metió en el coche y esperó. No, no debía quedarse cerca de casa, si conseguía escapar, la primera casa donde iría sería la suya. Arrancó el motor y se dirigió a una zona abandonada del pueblo, más allá del cementerio. Allí eligió un aparcamiento al azar en un laberinto de calles fantasma sin casas construidas. Apagó el motor mientras sus manos temblaban, su corazón latía desbocado... Podían ser sus últimos minutos de vida. La propaganda seguía en el asiento de copiloto. Sacó un bolígrafo de la guantera, sentía los dedos adormecidos, y escribió en mayúsculas: "ESTOY ENFERMO  MUY CONTAGIOSO. NO ME DEJEN SALIR."

         Salió del coche haciendo un gran esfuerzo por no caerse. Al abrir, el bolígrafo se enganchó en el marco de la puerta y se le clavó en la mejilla, haciéndole un profundo arañazo, después cayó y lo vio rodar bajo el coche. No podía ni agacharse, levantó el limpiaparabrisas y colocó el papel con su mensaje bien visible. Después volvió al asiento de conductor. La fiebre bajó de golpe notando los miembros fríos.

         —Me muero. Génesis, ayúdame —suplicó—. Jesús, perdóname...

         Se miró al espejo para ver su hematoma. Los ojos ya no le enseñaban la realidad porque la mancha había alcanzado la punta de su nariz. Sus globos oculares estaban perdiendo el brillo, su color azul se transformó gris oscuro. Vio que sus manos también mostraban hematomas negros, empezaba a costarle respirar y notó que su estómago estaba lleno de lava, era un hambre tan dolorosa como atroz. Apretó el volante con fuerza y pensó en quitarse la vida antes de transformarse en zombi pero la única arma que tenía a mano era el bolígrafo que estaba del coche. No quería ser la causa de una nueva plaga, cientos de muertos, puede que miles o millones. Pero su cerebro ya no funcionaba con normalidad.

         «Vas a morir» —escuchó en su cabeza la prístina voz de Génesis.

         —...Si te digo la verdad, es lo mejor —replicó—. No quiero seguir en este mundo...

         El mal le alcanzó el corazón y se detuvo. Notó que le salía de la boca una baba gelatinosa, sin sabor, sin olor. Aquel era su último suspiro antes de transformarse en un monstruo.

 

 

 

 

 

 

         Lara estudiaba el informe de un timador, una denuncia sobre un estafador de móviles que llevaba archivada más de dos años. Por lo visto vendía imitaciones chinas exactas a precio de originales. Era un muchacho joven. El denunciante se quejaba de que el teléfono no era un iPhone 7 sino una copia idéntica y que se la habían vendido por setecientos euros.

         Pero no había nombres, ni direcciones, el denunciante no tenía fotos, ni videos, solo un triste número de teléfono y una conversación, por mensajes, que la víctima imprimió para adjuntar a la denuncia. Por intentar algo llamó a su contacto de la compañía telefónica. Le dio el número por si podía darle la dirección y el nombre del propietario.

         Tomó nota y por si tenía suerte llamó a ver si seguía siendo su propietario.

         Ni siquiera logró que entrara la llamada.

         Llamó al instituto de la vivienda y preguntó por ese chico, en esa dirección. Le dijeron que ya no estaba empadronado allí y que ahora vivía en Barcelona.

         —Mierda —replicó—. Gracias de todas formas.

         Pensó en las posibilidades que tenía de encontrarlo para luego qué... Debía ponerlo en conocimiento de los Mossos de Escuadra y ellos se encargarían. Caso cerrado por su parte.

         Envió a Barcelona todo el historial y cuando lo hizo pasó al siguiente.

         —A ver, este tiene mejor pinta —susurró al ver la foto de una mujer con un moratón en el ojo—. Presunto agresor machista, con suerte salgo en la tele. Este tipo de casos tiene mucho morbo, voy a contárselo a Sebastián, de El Globo —sacó el teléfono y se dispuso a llamarlo.

         —¿Ya estás hablando sola? —La regañó Pablo Jurado a su espalda —. Tenemos un caso urgente, un hombre encerrado en su coche presenta síntomas extraños. ¿Puedes ir a investigarlo?

         —¿Por qué yo? —se burló—. Creí que solo me darías casos de mierda.

         —Ya quisiera, pero mis superiores me han puesto a caldo por tu ineptitud con el caso del secuestro de Japón. Debes investigarlo tú porque se trata de Antonio Jurado. 

         —Joder Pablo, es un callejón sin salida, ese hombre no sabe nada—se quejó.

         —No vas a interrogarle, dicen que parece extremadamente enfermo. Mientras no sepamos más de lo ocurrido, tendrás que seguir investigando —pronunció con su voz de lija—. ¡Muévete!

 

 

 

         Antes de meterse en el coche y dirigirse a la dirección indicada Lara hizo una llamada telefónica a Paco. Le contó lo poco que sabía y éste se quedó en silencio.

         —¿Qué clase de síntomas presenta? —Indagó el viejo.

         —Ni idea. Para que el caso haya llegado hasta mí debe ser algo muy raro.

         —Lo verdaderamente extraño es que ninguno de mis contactos ha tomado parte en ese asunto.

         —Pablo Jurado me ha enviado porque sigue empeñado en averiguar lo que sucedió en aquel secuestro de Japón.

         —Ya, tiene sentido. Ese inspector es un grano en el culo, no consigo que se ciña a las instrucciones y no hace más que tomar iniciativa propia. Voy a tener que degradarlo y ponerte en su lugar.

         —Desde luego lleva muchos años siendo el ejemplo de la comisaría, el mejor, según los anteriores comisarios —replicó Lara—. Incluso cuando fui yo la que ocupaba el cargo, el resto del personal le hacía más caso a él que a mí.

         —Noto resentimiento en tu voz —Paco soltó una risa puntual—. Las mujeres tomaréis el control del mundo algún día, no hay duda... No toleráis a hombres por encima. Si demuestras tu valía, el puesto volverá a ser tuyo y además ridiculizarás a ese fascista metomentodo —alentó Paco.

         —¿Entonces voy a ver Antonio?

         —No, tengo otros planes más urgentes. Te pasaré una dirección al teléfono, ve allí y pregunta por el contacto que te indicaré. Necesito que la protejas, llévatela a un lugar seguro. Puedes utilizar mi casa para esconderla.

         —¿Protegerla de quién?

         —De su padre. Que no se sienta amenazada por él. Si lo ves, no te enfrentes a él, evita cualquier contacto.

         —¿La viola? —Preguntó horrorizada.

         —No, qué va. Es otro impostor y podría reconocerte.

         —¿Y cómo sabré que es su padre? —Preguntó.

         —Digamos que si no abre ella la puerta, lárgate sin dar explicaciones.

         —A la orden. ¿Y qué pasa con Antonio?

         —Enviaré a John. Descuida, te mantendré informada y podrás darle tu informe al comisario.

         —Una pregunta más, ¡no me cuelgues...! —Se apresuró Lara—. Dime una cosa, antes no dejabas que los miembros de EICFD te vieran la cara, eras un misterio para todos, ¿por qué ahora te has puesto al mando sin importarte que te veamos?

         Paco guardó silencio unos segundos mientras suspiraba.

         —Por Arita —murmuró—. Yo no tendría que intervenir directamente si no se hubiera escapado, el Consejo me ha exigido que resuelva el problema personalmente ya que me han hecho responsable de su fuga. Antonio Jurado no debía seguir con vida, les convencí de que sin recursos económicos no era más peligroso que un ratón de laboratorio... Y por su culpa está suelta. No olvido que tú le ayudaste.

         —Yo no sabía...

         —Lo sé, pero esto me tienes que ayudar a resolverlo.

         —¿Y si no lo consigues?

         —Creo que no lo has entendido. Si no lo "conseguimos", somos historia. Sabemos demasiado para ser expulsados, ¿entiendes? Todo el EICFD afronta su mayor reto, no hay segundas oportunidades. España y su permanencia dentro del consejo, depende de nosotros. O la encontramos y la devolvemos al lugar de donde escapó o no pienses en el mañana.

         —¿Tan importante es?

         —Ella no. Lo que ella busca.

         —¿Y qué es?

         —Ojalá lo supiera —respondió enigmático—. No pierdas más tiempo, lleva a esa chica a mi casa.

         —A la orden.

         Esta vez no terminó re hablar ella antes de que él colgara.

         Lara comprendió que su respuesta quería decir que si no estuviera infectada quizás se lo habría contado. ¿O es que no lo sabía de verdad? No tenía forma de saberlo.

         Después de aquella conversación recibió la dirección de la chica y se presentó en su casa en menos de veinte minutos. Abrió una joven de unos dieciséis años, con evidentes signos de haber estado llorando.

         —Soy la inspectora de policía Lara Emmerich. Vengo a trasladarte a un lugar seguro, debes acompañarme.

         —¿Qué? Eso no puede ser.

         —Te llamas Noelia, ¿cierto? Vives con tu padre y dices que es un...

         —Sí, sí, pero no puedo dejar a mi hijo. Está en la guardería.

         —Pero tú eres la que afirmaba que tu padre...

         —Es un borracho, pero nos trata bien. Bebe todas las noches, no hay forma de convencerle de lo contrario. Por favor, no lo detenga, dependo de él para subsistir, no tengo trabajo y él sí.

         —¿No te pega, o abusa de ti?

         —No, que va. Bebe desde que mi madre murió. Pero le juro que no es violento.

         —Me consta en el informe que huiste de él un día...

         —Sí porque mi novio quería verme. Mi padre me lo prohibía, pero lo hacía con razón, es un cerdo. Cuando le vi me dijo que necesitaba dinero y me pidió que se lo quitara a mi padre.

         —¿A qué hora sale tu hijo de la guardería? Son las once, podemos estar de vuelta a la una. Quiero hacerte unas preguntas.

         —No, ni hablar. No voy a testificar contra mi padre.

         —Tú decías que era un impostor —se sinceró Lara, harta de tanta esquiva.

         —Supongo que la muerte de mi madre le ha roto por dentro. Pero yo le quiero mucho, es la única familia que me queda.

         —¿Has visto a tu padre haciendo recados misteriosos o cosas raras últimamente?

         —Es repartidor de paquetes. Tiene una furgoneta. Es su trabajo y mientras lo hace, no bebe, se lo juro por Dios.

         —Si no viene conmigo no podré venir a buscarte de nuevo, ¿lo entiendes?

         —Perfectamente.

         —Muchas gracias por tu atención y tiempo.

         Lara se alejó de allí cuando la chica cerró la puerta. Soltó un profundo suspiro y llamó a Paco. No hizo ni una señal completa y se lo cogió.

         —¿Qué pasa? —Se interesó impaciente.

         —No va a denunciar a su padre, dice que es repartidor y que el día que huía de él fue porque quería ver a su novio, al parecer, un sin vergüenza de cuidado. Su madre murió hace poco y cuando llega a casa se emborracha, pero no la pega ni maltrata, ni a ella ni a su hijo.

         —Otro callejón sin salida... —Protestó Paco—. Gracias Lara, como siempre, has hecho un trabajo digno de elogio.

         —¿Qué sabe de Antonio Jurado? Me dijo que me mantendría al tanto.

         —Aún no me han informado.

         Y colgó.

         Lara se encogió de hombros y se fue a su coche... Se llevó las manos a la cabeza al recordar que debía darle información a Pablo Jurado y no tenía nada. Quería pensar que no importaba, no podría despedirla. Pero sí tendría que soportar sus insultos,... Otra vez. Al ver la hora decidió que no podía volver sin nada a la comisaría. En lugar de ir allí fue a la dirección donde fue encontrado Antonio Jurado.

 

 

 

         Paco pegó una patada a una papelera del centro de mayores, tras una de sus clases matutinas. Una mujer de la limpieza, que pasaba por allí, se asustó y él se excusó diciendo que se había tropezado. Por su cara de vinagre se dio cuenta de que no le creyó y la volvió a colocar en su sitio. 

         Salió de su despacho y se fue hacia su coche aparentando una calma que no tenía. Quería golpear a alguien, todo le estaba saliendo mal y no sabía cómo desatar su frustración.

         Ahora su mente no podía apartarse de Arita, la Mona Lisa, la momia de la Luna que los malditos americanos vendieron a los yakuza cuando solo la tenían en custodia, y no en propiedad.

         Hizo un repaso mental de cómo llegó Arita a la Tierra. El Apolo 15 fue lanzado el día 26 de julio de 1971. Hicieron un reconocimiento de la superficie lunar más de media hora y no vieron nada extraño. Alunizaron, cogieron muestras y poco después despegaron, de regreso a la Tierra. Durante otros treinta minutos, aproximadamente, hicieron otra grabación de la superficie lunar, incluyendo una región inexplorada de la cara oculta. Allí descubrieron unas estructuras poco habituales. En palabras de Scott, era "algo nuevo e inquietante".

         Las imágenes en video mostraban algo que parecían ruinas. Como los astronautas no dudaron en divulgar lo que vieron, incluso una de ellas se desmayó en plena rueda de prensa al revelar que filmaron objetos no identificados entrando y saliendo de la Luna. Tuvieron que evitar la difusión publicando que todo era falso y que la NASA solo pretendía despertar el interés perdido por el público.

         El Apolo 16 se utilizó para estudios en la órbita de la Tierra y el 17 regresó a la Luna con el fin de hacer fotografías más detalladas de la región misteriosa. Esa fue la última misión oficial. Con esas imágenes, tomadas en tres dimensiones con la tecnología de 1974 fue la primera vez que la NASA documentaba oficialmente la existencia de una civilización extraterrestre. Pero no se publicaron, al contrario, los rumores de lo que se encontró se fueron negando y hasta fabricaron el falso rumor de que el hombre nunca pisó la Luna para desacreditar a todo aquel que sacara a la luz más información. Aprovecharon que el primer viaje espacial de Amstrong fue una farsa ya que tuvieron que montar una película con el fin de ganar a los rusos. Pero el resto de misiones no lo fueron.

         Aquella ciudad en ruinas, la Catedral y esa gigantesca nave suscitaron en todo el planeta no solo interés, sino también la alarma entre los miembros del consejo. Rusia se ofreció a ofrecer toda su tecnología con el fin de asegurar el éxito de la misión que llevaría a un grupo de hombres a ver con sus propios ojos aquellos misteriosos objetos encontrados. A cambio, lo que encontraran debían compartirlo. Richard Nixon, el año que abandonó la Casa blanca, 1974, firmó un acuerdo con Nikolái Podgorni para explorar aquellas ruinas con el temor de ser una base alienígena que amenazara, en un futuro, con invadir la Tierra. Con el fin de evitar el pánico, se guardó el máximo secreto y eligieron a tres astronautas experimentados y sin creencias religiosas. De tener que hacer uso de las armas, no podían dudar. Con eso en mente eligieron al comandante William Rutledge de la USAF, Leona Snyder, especialista médica y Alexei Leonov, un experimentado astronauta ruso.

 

 Continuará

Comentarios: 6
  • #6

    Tony (domingo, 25 abril 2021 00:19)

    Me dare prisa.

  • #5

    Chemo (domingo, 25 abril 2021 00:10)

    Continuación

  • #4

    Alfonso (viernes, 23 abril 2021 13:09)

    Yo también me he quedado intrigado por escuchar la historia de Paco. No creo que Arita sea mala, pero tampoco buena. Simplemente es lo que es.
    Ojalá todos se encontréis bien tras esta terrible pandemia que asola al mundo. Cuidáos.

  • #3

    Jaime (miércoles, 21 abril 2021 04:51)

    Como siempre, la historia termina en lo m;as interesante. Me quedé intrigado sobre la historia del descubrimiento de Arita. Ahora que SpaceX vaya a la luna, podremos visitar las ruinas lunares.
    Yenny, ojalá te encuentres bien y te deseamos la mejor de las suertes.
    Y felicidades, Tony, por volverte más popular en Instagram. Yo no uso redes sociales, así que no podré suscribirme pero estaré atento por aquí.

  • #2

    Tony (miércoles, 21 abril 2021 00:36)

    Yenny, ¿Como estás? He visto que ha habido un fuerte temblor en Lima. Ya solo os faltaba eso, ¿no? Espero que solo haya quedado en un susto.

  • #1

    Tony (martes, 20 abril 2021 01:20)

    Perdón por el retraso, he estado bastante ocupado avanzando en la historia y he descuidado ir subiendo partes. Lo bueno es que ya tengo casi lista la parte 27.
    ¿Qué tal vas Yenny? ¿Estáis mejor del Covid tú y los tuyos? Espero que sí, de corazón. Te mando un fuerte abrazo de mi parte y de parte de todos los que comentan en mi página, que seguro que también te desean lo mejor.
    Por favor, no olvidéis comentar. Ah, quiero agradecer a todos los que me siguen en instagram, que ha habido un aumento muy significativo de seguidores esta última semana (de 35 que tenía a casi 900 que hay ahora). Espero que muchos terminen derivando por aquí y disfruten y comenten en mi página.