Noche de San Juan

1ª Parte

            Tony tenía 16 años, era el segundo año consecutivo que veraneaba en Vigo con su tía Adela.

            El año anterior había estado con su hermano Alberto y habían conocido a las encantadoras vecinas de su tía... O sería más exacto decir la "encantadora" vecina. Paloma era dulce, alegre y siempre llegaba a casa a despertarles con el regalo de su presencia, con la frescura de una niña de catorce años que había comenzado a ser mujer sin perder la alegría infantil. Después de aquel verano, durante meses, soñó con que sus visitas fueran por verle a él, ya que sentía ese mismo amor platónico que él sentía por ella. Sin embargo, ella iba por su hermano, lo cual le hizo caer de la nube de algodón de azúcar y Tony ya no tenía ningún tipo de expectativas románticas con ella. Aún así se hicieron grandes amigos. Desde ese año se escribieron y aquella amistad floreciente llevó a que en 1987 estuviera deseando volver a Vigo para pasarlo por lo menos igual de bien que el anterior.

            Pero ese año era distinto, Paloma era la novia de su hermano y temía que fuera incómodo ya que aún no la había olvidado del todo. Su amistad tan íntima, las cartas donde se contaban hasta la más nimia de las tonterías, había causado que siguiera sintiendo algo muy fuerte por ella.

            No obstante, ella no sabía nada de sus sentimientos. Por eso, durante aquel año, ella le habló de una amiga que estaba deseando conocerle y que le había hablado muy bien de él.

            En cuanto llegaron a casa de su tía y dejaron sus maletas en su cuarto, Paloma les presentó a sus amigos y amigas. Aunque el encuentro con su hermano fue de lo más empalagoso, estaba impaciente por conocer a esa chica en especial. No tardó en cogerles confianza a todos ellos por que eran abiertos y todos fueron especialmente agradables con él. Los primeros en aparecer ese día fueron Pedro y Mari Luz. Una parejita entrañable que también había empezado su aventura de noviazgo ese verano. Tenían planes para esa tarde, los cinco fueron en coche a un campo de fútbol que había a las afueras de Vigo.

            - Tienes que conocer a Jessy - le decía Paloma -. Los tiene locos a todos y tengo la corazonada de que le vas a gustar.

            - No me extraña, no hace más que hablarle de ti - bromeó Mari Luz.

            - Bueno, solo le digo la verdad. Está bien, lo admito, no es una corazonada, me ha dicho que está impaciente por conocerte.

            - Vaya, espero no decepcionarla - dijo Tony, avergonzado.

            Tony también estaba impaciente por conocerla ya que al parecer un tal Oscar y otro de sus amigos, Nando, estaban locos por ella pero era dura de roer. Al parecer ninguno era suficiente.

            Al llegar al campo se encontraron a Oscar. Tony pensó que solo debía faltar Jessy, pero también faltaba otro. Aprovechó para estudiar a sus nuevos amigos un poco más detenidamente mientras todos intentaban presentarse.

            Paloma tenía quince años, su hermano Alberto tenía dieciocho, Pedro era el viejo del grupo con veinte y Nando tenía diecinueve. Pedro y él eran los únicos del grupo que tenían coche. Oscar era un chico alto y desgarbado que siempre iba con camisetas oscuras y parecía un cantante de un grupo de Rock. Su acné y su gran mentón le daban un aspecto intimidatorio. Sin embargo era tan amigable como el resto.

            Pero Nando no había llegado todavía al campo de fútbol y Jessy tampoco.

            - Siempre están juntos - explicó Paloma -. Y siempre llegan tarde.

            - Es por culpa de ella - explicó Mari Luz -, el pobre Nando estará esperándola en su puerta desde hace una hora.

            El tiempo que esperaron se hizo ameno ya que era un campo de fútbol de un equipo de tercera división y estaba bastante descuidado. Mientras llegaban tuvieron tiempo de inspeccionar los vestuarios, que no tenían puerta y por no tener, no tenían ni duchas. Parecía un circo romano pero de 40 años de antigüedad, en lugar de mil. Estaba lleno de pintadas y restos de borracheras como botellas, cenizas de hogueras, bolsas de plástico descoloridas... Las duchas no tenían agua y los focos que había no tenían ni bombillas.

            Iban a ser equipos mixtos y Tony pensó que las chicas estaban ahí para alegrar el ambiente, nunca se imaginó que fueran importantes en ningún equipo. Alberto jugaba muy bien al fútbol y Paloma era un auténtico desastre, lo había visto el año pasado. Pero a Tony le gustaba que fuera así ya que a él tampoco se le daba bien ir detrás de un balón. De hecho le tenía bastante manía al fútbol porque su hermano se pasaba el tiempo interesado y como compartían cuarto, por las noches se tenían que tragar el resumen deportivo que echaban en la tele.

            - Jessy es la mejor - dijo Paloma -. Yo no doy una patada en condiciones pero ella marea a los chicos y mete más goles que ellos.

            - Sí, a ver si llegan de una vez - explicó Mari Luz.

            Mari Luz era una morena con ojos chispeantes y pelo rizado ensortijado. Se parecía a una antigua amiga de Tony a la que había adorado en secreto durante su despertar en la adolescencia, pero al ser la novia de Pedro ni siquiera pensó que podía interesarle. Era muy guapa, más aún que Paloma, y el hecho de que le dijeran que Jessy tenía a los dos solteros del grupo detrás había sido suficiente aliciente como para no plantearse pensar en nadie más que en ella. Nunca le había pasado algo así en su vida. Paloma le decía que había hablado mucho de él con ella y también estaba deseando conocerle. Un año entero enviando cartas casi semanalmente había sido la razón de que a pesar de estar con su hermano, Paloma le hubiera cogido un cariño especial también a él.

            Cuando iban a empezar a jugar, finalmente llegaron Jessy y Nando.

            Tony les vio aparecer por la entrada del campo como en cámara lenta. Era una chica de pelo castaño ondulado, cara redonda y ojos marrones. Tenía un pantalón baquero y zapatillas blancas desgastadas. Él era delgado, musculoso, de pelo negro, corto y liso. Le bastó una mirada para entender lo que había entre ellos dos, él la amaba con desesperación y ella se sentía a gusto sabiéndolo.

            - ¿Se conocen hace mucho? - le preguntó Tony a Paloma.

            - Buf, desde el colegio. Al principio ella estaba loca por él pero él era mayor y nunca la hizo caso. Así empezaron a ser inseparables amigos. Ahora es al revés, ella pasa de él y él está loquito por ella.

            - Vaya, qué mala suerte, ¿no? - dijo Tony, que no sabía si alegrarse o no de que no estuvieran juntos.

            La presentación fue rápida ya que estaban todos listos para jugar.

            - ¿Eres Tony? - dijo ella -. Por fin te conozco, me han hablado mucho de ti.

            - Encantado - dijo él, tímidamente.

            Se dieron dos besos y luego le presentaron a Nando. Se dieron la mano. 

            - Vamos, vamos, señoritas - apremió Oscar -, las presentaciones para luego que se hace de noche. Jessy, tú con ellos, Nando ven para acá.

            Tony sintió una enorme decepción al oír eso. Jessy se iba al equipo contrario y mientras se colocaba en su puesto pensó que tampoco era para tanto. No era tan guapa como para que esos dos estuvieran detrás, de hecho Paloma era más guapa que ella. Aunque era más alta y tenía un cuerpo impresionante, delgado, musculoso y su voz, aunque la había escuchado muy poco, sonaba angelical. Sus pantalones vaqueros azul claro, desgastados en la parte trasera y rotos en el muslo derecho le quedaban francamente bien. Y no era fea en absoluto, solo que no era tan guapa como Paloma. Comparativamente, Jessy tenía mucha mejor presencia ya que la novia de su hermano no pasaba del metro sesenta centímetros y tenía el aspecto inocente de una niña mientras Jessy tenía cuerpo de mujer y medía al menos metro setenta.

            Tenerla en frente y desear gustarle fue un aliciente para hacer lo que nunca antes había hecho en su vida... jugar bien al fútbol. Ellos aún no sabían cómo jugaba por lo que si se esforzaba un poco pensarían que al menos intentaba no ser tan malo. En su colegio, cada vez que jugaban y elegían jugadores, él se quedaba de los últimos porque sabían que se cansaba a la tercera carrera y luego era un inútil. Ese día había sido elegido incluso por delante de Paloma, cosa que, cuando la vio jugar, no fue ningún consuelo. Como todos sabían que Alberto jugaba muy bien, Pedro le eligió el primero y Oscar le eligió a él después y luego a Mari Luz y Paloma. Tony se sintió feliz de que a ella le tocara en su equipo, en el bando contrario de su hermano.

            El partido comenzó, sacó Alberto y le pasó el balón a Pedro, Tony corrió detrás y no pudo evitar lo que parecía el anuncio de un baño de goles. Le regateó con comodidad y dejó que la pelota fuera lenta e inocente a su portería, donde Paloma estaba hablando con Mari Luz en el poste contrario.

            - ¡Ah! - gritó ella -. No vale, no me enteré de que había empezado el partido.

            - Pues dejaros de cháchara - recriminó Nando, enojado.

            - Lo hago lo mejor que puedo, estoy cubriendo a Mari Luz.

            Y las dos se rieron.

            - Venga, vamos a ganarles - animó Oscar a todos.

            - Eso que te lo crees tú - retó Jessy.

            Eran exactamente tres chicos contra dos... y Jessy. Desde ese gol Tony pensó que Paloma se pondría a jugar en serio pero solo fue un espejismo. En cuanto las perdieron de vista, jugando al ataque, volvieron a cuchichear en la esquina del área más alejada de la portería. Al menos, como decía ella, neutralizaba a otra jugadora.

            Tony subió al ataque con Oscar llevando la pelota y Nando por el lateral izquierdo. Él subió intentando desmarcarse y Oscar le lanzó el balón a los pies. Le dio un toque que sorprendentemente salió bueno y corrió con todas sus fuerzas hacia la portería donde no había nadie. Mari Luz era la portera. Con decisión golpeó la pelota y entró por el centro.

            Oscar y Nando lo festejaron y le dieron palmadas en la espalda. Tony se rió de sí mismo. Menudo mérito tenía marcar en una portería vacía, pero lo había hecho, el primer gol de su equipo y estaban empatados.

            En el saque Alberto le pasó a Pedro, Tony fue a por él, a romperle las piernas - como le ordenó Oscar-, pero antes de alcanzarle éste le pasó el balón a Jessy y esta corrió como el correcaminos con el balón sorprendentemente bien controlado. Tony rectificó su defensa y corrió a por ella. Ella tiró y Tony llegó a tiempo de tocar el balón y hasta de hacerla tropezar. Casi se cayó al suelo pero por suerte mantuvo el equilibrio y, cuando se dio cuenta de que había evitado el gol, ella le miró con un usa sonrisa retadora.

            Fue una mirada especial, como de respeto y confianza. Aunque ella no le dijo nada se lo tomó como un reto personal. Al parecer Oscar y Nando la tenían tan idolatrada que jamás en sus vidas le harían una entrada tan peligrosa como le había hecho él y eso a ella le gustó.

            Paloma sacó con la mano, entregando la pelota a Oscar. Este comenzó a correr y Tony y Nando se abrieron para que les pasara. Alberto cubrió a Nando y Jessy a Tony.

            Oscar no necesitó de ninguno de sus compañeros para regatear a Pedro a placer y empujar la pelota sin apenas fuerza a la portería vacía. Estaban ganando, cosa que Tony no estaba acostumbrado a experimentar. Aquella sensación de emoción le gustó.

            - ¿Pero qué haces mujer? - protestó Pedro, viendo que su novia Mary Luz seguía de cháchara con Paloma.

            - Es cierto que nuestra portera es útil - bromeó Nando.

            - Estoy cubriendo a Paloma - se mofó ella.

            - ¿Y por qué no la cubres en tu puesto?

            Las dos se rieron por esa sugerencia y terminaron retirándose a un banco de piedra donde hacía años se debían sentar los suplentes. Eso les obligó a reorganizarse ya que no podían jugar sin porteros, aunque en realidad ya lo habían hecho. Pedro y Tony fueron los que se retiraron a las porterías, una decisión acertada ya que si hubieran visto jugar a Tony diez minutos más, solo sería una especie de espectador incapaz de correr más. Al menos en la portería podía lucirse un poco y mejorar su propia imagen ante los demás.

            Eso redujo el partido a idas y venidas donde Alberto, Oscar, Nando y Jessy se enfrentaban de continuo. Desde la distancia Tony se dio cuenta de que realmente los porteros eran prescindibles ya que con alguien en la portería nadie se exponía a tirar de tan lejos y toda la diversión se quedaba en el centro de campo. Especialmente entre Jessy y Nando que parecían pasárselo bien regateándose y quitándose la pelota mutuamente.

            - Está claro que se gustan - se dijo Tony, con cierto pesar. En cierto modo se había hecho ilusiones con ella, en aquella mirada sintió que podían conectar. Tenía que admitir que tenía un cuerpazo, era increíblemente ágil para ser una chica y su voz era subliminal. Aunque no sabía mucho más de ella y se dio cuenta de que ilusionarse sería absurdo.

            El partido terminó en victoria del equipo de Jessy. A pesar de que hizo un par de paradas buenas, su hermano le metió varios goles. Estaba tan acostumbrado a jugar que parecía un tanque y ni Oscar ni Nando podían pararle, luego tiraba con todas sus fuerzas y ponía cara animal furioso como si amenazara con aplastarle con la pelota que golpeaba.

            - Me quiere matar - explicaba Tony, tras cada gol -. Tiene cara de asesino cuando dispara.

            No lo decía de broma pero se reían cuando lo decía.

            A punto de terminar el partido, Jessy empujó cerca del área a Nando y este rodó por el suelo. Éste se levantó furioso y colocó el balón para tirar la falta aunque cojeaba ligeramente. Oscar corrió hacia él y le dijo que no podía sacar, que perdían por un solo gol y podía empatar el partido. Se empeñó en sacar la falta él. Nando se negó en redondo y se pusieron a discutir. Entonces intervino Tony, divertido por la situación y se ofreció también él en tirar la falta. Oscar y Nando le miraron enojados y luego se miraron entre ellos.

            - Está bien, que la tire él - aceptó Nando.