Noche de San Juan

2ª Parte

 

            - Adelante - ofreció Oscar -. Tírala bien. Si la metes te invito a un cubata luego.

            - Bueno, haré lo que pueda.

            Su hermano Alberto sustituyó a Pedro en la portería. Se pusieron Jessy y Pedro como barrera y se prepararon para recibir el disparo. Tony se concentró y se alejó cinco pasos del balón. Era consciente de que el empate dependía de él y que Jessy le estaba mirando, Paloma también. Todos estaban interesados en ver cómo se resolvía el partido y la suerte de su equipo estaba pendiendo de un hilo que llevaba su nombre. No podía negarlo, estaba nervioso. Tragó saliva y comenzó a correr hacia el balón... Soltó la pierna y disparó.

            Su empeine golpeó el esférico en todo el centro pero no tan en el centro como esperaba y la pelota salió volando hacia arriba y comenzó a hacer un efecto extraño como de parábola hacia la izquierda... Saliendo finalmente por la línea lateral del campo, fuera de banda.

            Tony quiso morir por la vergüenza y se puso colorado como un tomate. Le sorprendió que no le echaran la bronca ya que todos se troncharon de risa. Cuando pasaron un par de segundos comenzó a reírse él también, con todos los demás. Durante minutos no pudieron parar de reír, tiempo suficiente como para dar por finalizado el partido y olvidarse del resultado para que solo recordaran aquel cómico desenlace. Un balón con vida propia que se negaba a ir hacia delante. Al menos eso le decían, aunque Tony sabía que el problema era él y que al fin se habían dado cuenta de lo torpe que era jugando a ese deporte.

            Cuando se marcharon se fueron en los dos coches que tenían. Tony se fue con Jessy, Oscar y Nando. Nando conducía y además lo hacía como un loco, aceleraba como si compitiera en un rally y en las curvas era imposible mantenerse en su sitio ya que la fuerza centrífuga los aplastaba contra la puerta a Oscar y él. Aún así todos decían que era más seguro ir con él que con la hermana mayor de Paloma, que conducía a 20 en autopistas y luego, al aparcar, no dejaba entero un contenedor de basura.

 

 

           

            Por la noche, a las nueve, volvieron a quedar todos en la feria de la playa de Nigram. Allí disfrutaron de los coches de choque y cogieron más confianza. De todos los amigos que había tenido, esos eran los mejores ya que le trataron como uno más, como si le conocieran de toda la vida. Especialmente era bonito hablar con Jessy, que le contaba cosas triviales pero divertidas. Aunque le hubiera gustado montar con ella en el mismo coche, Nando se le adelantaba siempre y no era igual de divertido golpearles a los dos que si fuera ella sola. Fue una velada extraña donde se sintió un poco desplazado porque salvo él y Oscar, que no estaba por ahí, los demás eran parejitas, incluida Jessy y Nando.

 

            Se fueron de la fiesta a las doce de la noche cuando apareció Oscar, con la chulería que le caracterizaba, y se reunieron todos antes de marcharse a casa.

            - Es muy pronto - se quejó Paloma.

            - Deben tener mucho sueño - opinó Mari Luz -. Justo hoy vinieron de viaje.

            Tony estaba de acuerdo, tenía sueño pero no quería irse a casa. Lo estaba pasando realmente bien a pesar de no tener pareja.

            - No podemos irnos a casa - protestó Oscar -. Acabo de llegar.

            - Claro, te pasas la noche con tu novia y luego quieres marcharte con nosotros - alegó Jessy.

            - No es mi novia, solo un rollete - se defendió este.

            - Por mí hacemos otra cosa - dijo Tony.

            - Sí, que siga la fiesta - dijo Alberto.

            - Os propongo una cosa. Hoy es la noche de San Juan - propuso Oscar -. ¿Por qué no vamos a la casa de Cecilia y hacemos una Guija?

            - Ni hablar - repuso Jessy -. Ya hice lo hice una vez y no pienso repetirlo. Se me pusieron los pelos de punta.

            - Anda tonta, si los fantasmas no existen - replicó Oscar -. Lo vamos a pasar de miedo.

            - ¿Qué hay en la casa de Cecilia? - preguntó Alberto a Paloma.

            - Es una casa abandonada - se anticipó Pedro -. Lleva así años, si entras de día no pasa nada, pero de noche te cagas en los pantalones.

            - Y la noche de San Juan es justo cuando más historias de fantasmas oyes - repuso Oscar -. Venga, gallinas... Además, tu casa está al lado - le dijo a Paloma.

            - No estoy seguro de querer hacer eso - espetó Tony, temeroso.

            - Mira, lo hacéis vosotros y nosotros miramos - se ofreció Jessy.

            - No seas tonta, tenemos que ser todos o no tiene gracia - replicó Oscar.

            - Venga vale, pero nada de bromitas - aceptó Paloma, que se auto proclamó así portavoz del grupo.

            Todos empezaron a repartirse en los coches y se dirigieron a la casa abandonada. Aparcaron en un lateral de la carretera ya que no había ni arcén para aparcar. Había una valla de piedra y en el acceso había hierba que les alcanzaba hasta las rodillas. Estaba claro que nadie había pasado por allí desde hacía mucho tiempo. Alumbraron con una linterna que tenía Nando en su Citroen "cuatro latas", como lo llamaban cariñosamente sus amigos. Era un viejo Renault 4 amarillo que parecía más viejo de lo que ya era de por sí . Jessy le había enseñado a Tony, de camino a la feria, que era un ecosistema. No es que lo tuviera sucio, lo que tenía era un jardín. Tenía tanta tierra en las esquinas del suelo que, de tanto tiempo que llevaba ahí, habían crecido hierbas dentro del coche. Ella decía que era su jardín y lo cuidaba porque le hacía mucha gracia. Nando iluminó con la linterna la hierba que había dentro, era pequeñita, pero estaba claro que tenía tierra suficiente para echar raíces ahí dentro.

            Cuando ya estaban dentro de la finca Nando, Oscar, Jessy y Tony vieron acercarse el coche de Pedro, que no había corrido tanto como ellos. Salieron del coche Paloma, Alberto, Pedro y Mari Luz guiándose por la luz de la linterna de Nando.

            - Vamos caracoles, llevamos aquí media hora - bromeó, enfocándoles a la cara.

            La puerta estaba abierta. Era evidente que no era la primera vez que entraban a husmear ya que la cerradura estaba reventada por una patada. Pero eso debió ocurrir hacía mucho tiempo ya que la puerta estaba medio podrida y la cerradura no estaba ya en la puerta. Algún vecino avispado debió llevársela hace tiempo.

            La casa era antigua pero se podía entrar, no estaba en ruinas. No había sillas, había piedras y una especie de hoguera apagada ocupaba el centro del salón. Seguramente habían pasado la noche allí muchos jóvenes y era difícil determinar cuantos años hacía que habían invadido esa vivienda abandonada.

            - Tenemos que tomar queimada un día de estos - propuso Jessy, cogiendo del brazo a Tony -. Seguro que no la has probado.

            - ¿Qué es? - preguntó.

            - Es una pócima de brujas. Se quema con caramelo y se pronuncia un conjuro antes de beberlo. Antes me lo sabía pero ahora...

            - Yo me lo sé - dijo Oscar.

           

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.

Demos, trasgos e diaños, espritos das nevoadas veigas.

Corvos, pintigas e meigas, feitizos das menciñeiras.

Podres cañotas furadas fogar dos vermes e alimañas.

Lume das Santas Compañas, mal de ollo, negros meigallos,

cheiro dos mortos, tronos e raios.

Oubeo do can, pregón da morte; fuciño do sátiro e de coello.

Pecadora lingua da mala muller casada con home vello.

Averno de Satán e Belcebú, lume dos cadavres ardentes,

corpos mutilados dos indecentes, peidos dos infernais cús,

muxido da mar embravescida.

Barriga inútil da muller solteira,

falar dos gatos que andan á xaneira,

guedella porca da cabra mal parida.

Con este fol levantarei as chamas de este lume

que asemella ao do inferno,

fuxirán as bruxas a cabalo das súas escobas,

índose bañar na praia das areas gordas.

¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse na augardente,

quedando así purificadas.

E cando este brevaxe baixe polas nosas gorxas,

quedaremos libres dos males da nosa ialma e de todo embruxamento.

Forzas do ar, terra, mar e lume, a vos fago esta chamada:

si é verdade que tendes máis poder que a humana xente,

eiquí e agora, facede cos espritos dos amigos que están fora,

participen con nós de esta queimada.

 

 

(Traducción del gallego:

Mochuelos, lechuzas, sapos y brujas,

demonios maléficos y diablos, espíritus de las nevadas vegas.

Cuervos, salamandras y meigas, hechizos de las curanderas.

Podridas cañas agujereadas, hogar de gusanos y de alimañas.

Fuego de las almas en pena, mal de ojo, negros hechizos,

olor de los muertos, truenos y rayos.

Ladrido del perro, anuncio de la muerte; hocico del sátiro y pie del conejo.

Pecadora lengua de la mala mujer casada con un hombre viejo.

Infierno de Satán y Belcebú, fuego de los cadáveres en llamas,

cuerpos mutilados de los indecentes pedos de los infernales culos,

mugido de la mar embravecida.

Vientre inútil de la mujer soltera,

maullar de los gatos en celo,

pelo malo y sucio de la cabra mal parida.

Con este cazo levantaré las llamas de este fuego

que se asemeja al del infierno,

y huirán las brujas a caballo de sus escobas,

yéndose a bañar a la playa de las arenas gordas.

¡Oíd, oíd! los rugidos que dan las que no pueden dejar de quemarse en el aguardiente

quedando así purificadas.

Y cuando este brebaje baje por nuestras gargantas,

quedaremos libres de los males de nuestra alma y de todo embrujamiento.

Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego, a vosotros hago esta llamada:

si es verdad que tenéis más poder que la humana gente,

aquí y ahora, haced que los espíritus de los amigos que están fuera,

participen con nosotros de esta queimada.)